El día cero
Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, vive por estos días una situación digna de una película de Alfred Hitchcok, una tensa cuenta regresiva hacia el denominado día cero, aquel en que se proyecta que la urbe, de casi tres millones de habitantes, se quede sin agua.
Sería algo sin precedentes, luego de lo descrito por Gabriel, García Márquez en su crónica "Caracas sin agua", cuando la capital venezolana estuvo a punto de llegar a su propio día cero, pero se salvó por una torrencial lluvia de último momento.
Lo ocurrido en el extremo sur del continente africano, ubicado en una latitud similar a la de la Cuarta Región de Chile, nos debe llamar la atención no solo por su dramatismo, sino por la posibilidad de que refleje una realidad que eventualmente llegue también al norte de nuestro país, a raíz de los efectos del cambio climático.
Este es un hecho a esta alturas indesmentible, aunque todavía queden algunos personajes, como el Presidente Donald Trump, que duden de su origen antropogénico.
Pero sean cuales sean sus causas, debemos ser precavidos y comenzar desde ya a cuidar el agua.
Esta era una práctica normal y asumida en los tiempos en que Arica estaba sometida a un racionamiento, cuando el agua se daba por algunas horas en cada uno de los sectores de la ciudad. Pero desde que el suministro se convirtió en permanente, se ha ido dejando en el olvido.
Así es como se puede ver a gente regando el pasto tranquilamente con una manguera o hasta la tierra desnuda, tal como si estuviéramos en el sur del país.
Son prácticas que no se condicen con el carácter desértico de nuestra zona y si bien es deseable tener arbustos y árboles que nos den sombra y una imagen de verdor, estos deberían ser de especies autóctonas, adaptadas a crecer con poca agua, y el riego, tecnificado, para disminuir el uso del recurso.
Es hora de hacer estas y otras prácticas parte de nuestra vida diaria, de otro modo, en cualquier momento podemos vernos enfrentados al fantasma de nuestra propia cuenta regresiva hacia un día cero.