Ruegos para Francisco
Hace 30 años, Chile recibía por primera vez la visita de un Papa en ejercicio.
El país que recibió a Juan Pablo Segundo era más pobre, menos diverso y más provinciano que el que hoy conocemos.
En ese Chile más humilde de 1987 había un amplio consenso en lo valiosa que era la venida del Pontífice, algo que no resulta tan compartido hoy.
En ambas oportunidades, el itinerario pontificio no alcanzó a Arica, pero en esta oportunidad estará más cerca, a sólo cuatro horas de viaje por tierra y cientos de fieles de la Puerta Norte se aprestan para realizar ese trayecto y tener la oportunidad de ver con sus propios ojos a Francisco.
Cada uno irá movido por sus propias motivaciones y tendrá sus particulares anhelos, esperando que la cercanía de la cabeza de la Iglesia Católica ayude a elevar ante Dios esos ruegos.
Siendo esta la distancia más corta a la que probablemente alguna vez estemos de Francisco, podemos hacer el ejercicio de preguntarnos qué le pediríamos para que interceda por Arica.
Aquí vamos con una breve lista:
Que la ciudad deje de ser el pariente pobre de las capitales regionales y su desarrollo económico se ponga a la par con el del resto de las principales urbes del país.
Pero que este desarrollo material no se produzca en detrimento de la buena calidad de vida de que gozan los ariqueños.
Que la desigualdad no se haga ama y señora de nuestra pequeña sociedad y siga siendo esta una ciudad donde todos, desde el más humilde al más encopetado, se ubican y saludan.
Que se mantenga la paz y la armonía con nuestros países vecinos, con los que nos unen lazos económicos, culturales y, en no pocos casos, hasta familiares.
Que el ser humano sea cada vez más consciente del cuidado del medioambiente y así el cambio climático se mitigue y no afecte nuestra condición de vergel de primores para el resto de Chile.
Que nuestro altiplano prospere y sus pueblos vuelvan a vibrar con la alegría de la juventud, pero sin dañar su naturaleza.
Y usted ¿Qué pediría?