Tras concretar una serie de diligencias, en mar y tierra, la Policía de Investigaciones esclareció un robo ocurrido en septiembre del año pasado al barco pesquero de Arica "Doña Florina" y recuperó un material de trabajo fundamental para las faenas de extracción de la nave.
La lancha a motor, de 18 metros de eslora, dedicada a la pesca de la anchoveta, había sufrido la sustracción de 45 de las 56 "anillas" metálicas, que permiten el cierre de su red de cerco, con capacidad para 80 toneladas.
Las piezas fueron halladas por detectives de la Brigada de Investigación Criminal en un taller de la población Presidente Frei de la ciudad, donde habían sido adquiridas, por un valor más bajo del real, a un tercero ya identificado por la PDI.
Un testigo de la policía declaró que "no es algo cotidiano que se roben las anillas, nunca, ni en tiempos de veda, ni de paralización de los barcos. No es habitual que ocurra la pérdida de elementos de trabajo en el muelle de Arica".
La evidencia demuestra que este robo demandó un esfuerzo importante a sus autores, quienes debieron cortar las sujeciones de cada anilla a la red de cerco y hacer viajes, con un peso aproximado de cien kilos, desde la cubierta de la nave hasta el muelle y, posteriormente, hasta un vehículo terrestre.
La investigación de la policía comenzó tras recibir una instrucción de la Fiscalía, luego que los afectados interpusieran una denuncia por el robo en la Capitanía de Puerto de Arica. La diligencia culminó con un imputado por el delito de receptación, quien quedó a la espera de ser citado a declarar.
Una red de cerco suele tener entre 250 y 1000 metros de longitud y unos 50 metros de ancho. Un gran número de flotadores, en su parte superior, la mantienen en posición vertical e impiden que se hunda en el mar, mientras que las anillas dispuestas, en su extremo inferior, ayudan a su posición vertical y a la vez al cierre que permite la captura de los peces.