Secciones

Esta familia convirtió un carro de arrastre en casa

Familia ariqueña pasará parte del verano en Las Machas. Para mayor comodidad, se llevaron hasta la tele y el refrigerador.
E-mail Compartir

Afines de diciembre, los Lillo Ortiz agarraron camas y petacas y se fueron a Las Machas a esperar el Año Nuevo. A pesar de que no planificaron nada, ya llevan varios días acampando en la playa.

La familia compuesta por Juan y Rosa, los padres; Marisol y Yubitza, las hijas del matrimonio; Maciel, Emily, Rosa Emilia, las nietas y Catalina, la sobrina, pasan los días entre el relajante sonido del mar y la distracción que entrega el televisor y el jugar a las cartas. Incluso, hace unos días estuvo de cumpleaños un sobrino al que le celebraron una fiesta en el lugar. Con completada incluida.

Además, han hecho nuevas amistades, particularmente con los veraneantes de las carpas aledañas.

"Disfrutamos el día a día. De hecho, no sabemos hasta cuándo nos vamos a quedar. No nos gusta planificar, porque sino, las cosas no resultan, así que ahí iremos viendo cómo se da todo".

La casa rodante

Como esta familia ya ha tenido experiencias previas con el acampar, el año pasado decidieron invertir en un carro de arrastre, el que transformaron en una casa rodante apta para ocho personas. Adentro hay camas, cocina, baño y comedor.

"Mis papás son los que duermen ahí, porque están más cómodos. Todos los demás nos quedamos en las carpas", confiesa Marisol.

En la adaptación de la casa todos cooperaron. El patriarca y su yerno en la pintura y el armado, mientras que Rosa y sus hijas se preocuparon de cortinas y sábanas. También se ocuparon de coser mallas que sirven para cubrirse del sol cuando están en la arena. "Acá todos ayudamos. Lo mismo pasa en el día a día. Una cocina, la otra se encarga de las compras, mi papá de buscar agua. Y así hay que ir aportando para pasarlo bien".

Como el mar no es apto para el baño en la zona, la familia llevó una piscina de plástico para los niños. "Así que la llenamos y ellos pueden disfrutar. Además invitan a los vecinitos", comenta Yubitza.

La más pequeña del clan, Rosa Emilia, tiene apenas seis meses y al igual que sus dos hermanas mayores, está feliz en la playa. Vestida con un pilucho y a pies descalzos, la bebé pasa de brazos en brazos, mientras les sonríe a todos. Es también la más regalona de los Lillo.

no todos están de vacaciones...

E-mail Compartir

"No tenemos vacaciones todavía, así que tanto mi papá como yo, continuamos trabajando este verano. Eso no es impedimento para venirnos a acampar", cuenta Marisol Lillo.

La joven es técnico en Enfermería y Juan, su padre, se desempeña en la empresa Ultraport. "Mi marido también trabaja por turnos, pero en este momento está con licencia", añade.

Marisol trabaja en el Servicio de Atención Primaria de Urgencia (Sapu). Cuando le corresponde turno en las mañanas, se levanta más temprano, pasa a su casa a ducharse y parte a cumplir con sus labores. Cuando tiene turno de noche, realiza el mismo ejercicio.

"Continuamos con una vida normal, hasta que tengamos vacaciones, que recién será en febrero", explicó.