Treinta años son los que lleva trabajando Berta Zavala, en el kiosco frente al puerto, específicamente en la intersección de Costanera Comandante San Martín con 21, por lo que dice que ya conoce de memoria lo que ocurre a diario en el sector, donde transitan turistas, bolivianos y portuarios. Pero hace algunos meses, la que era una adorable buganvilla, se transformó en punto negro para los que recorren ese lugar.

"Estaba bien cuidada, pero de un tiempo a otro, el árbol se convirtió en enredadera y se empezó a llenar -primero- con lo que el viento traía, particularmente bolsas, tierra y después, la suciedad comenzó a llamar a los ratones", cuenta.

"Con mi esposo, regamos cada vez que podemos. Incluso hace dos meses, él podó las ramas, pero ya no podemos hacer nada más. Donde ya parece bosque, es más fácil para los ratones esconderse, sobre todo los que vienen de la estación del ferrocarril", agrega.

Y en realidad el problema se hace mayor, ya que no han sido pocas las veces que han intentado quemar la pobre buganvilla, la que ya parece un montón de ramas lista para la leña.

Visita al terreno

Desde el municipio informaron que la Dirección de Medioambiente, Aseo y Ornato ya tomó conocimiento del caso y hoy se trasladarán hasta el lugar mencionado, para determinar qué hacer con el famoso árbol y si aún se puede rescatar con vida.