Hora de cumplir
Finalmente, la ciudadanía entregó su veredicto. Fue aquella ciudadanía que se decidió a ir a las urnas, a hacer uso de un derecho político fundamental, o desde otro punto de vista, la que entendió el peso que tiene el cumplir con el deber cívico de votar, de elegir a nuestras autoridades.
En esta oportunidad, los ciudadanos y ciudadanas eligieron como el próximo Presidente de Chile a Sebastián Piñera. Tal como ocurrió con Michelle Bachelet, el ex Presidente volverá a La Moneda luego de una pausa de cuatro años.
Terminó ya la etapa de campaña, esa de los compromisos y promesas, y se espera que se pase de los dichos, a los hechos. En ese contexto, también se espera que el país enfrente con madurez este nuevo periodo republicano.
No se le puede pedir al nuevo Presidente que solucione los problemas actuando como si contara con poder divino. Muchas de las dificultades y grandes desafíos que enfrenta nuestro país, no son responsabilidad de una persona ni está en manos de una sola resolverla. Ni siquiera está todo el poder de una clase política que en rigor, y con el nivel de participación electoral, tampoco representa estadísticamente a toda la sociedad.
El país no puede caer en la idea de retroexcavadoras, recordando una de las frases más desafortunadas cuando Michelle Bachelet volvió al Gobierno. Las buenas ideas son siempre buenas, por sobre los colores. Los progresos y avances que benefician a la ciudadanía, siempre lo serán, más allá de las tendencias políticas.
Sin embargo, es la ciudadanía la que también juzga los caminos que se van tomando, y evaluando los efectos que tienen las ideologías en la vida práctica y cotidiana de cada uno de los chilenos y chilenas. Pero se debe trabajar siempre sobre los avances y con la vista al horizonte.
Será el tiempo, el momento y la oportunidad de Piñera para probar si todo lo que se dijo en forma previa en su contra fue una "campaña del terror" y realmente llegan esos "tiempos mejores" que prometió. O simplemente nos enfrentaremos a una versión distinta de la criticada retroexcavadora, que tanto criticó su sector al asumir Bachelet.