George Clooney se titula como director de cine
El actor y cineasta regresa con "Suburbicon: Bienvenidos al paraíso", comedia negra que lanza sus dardos contra la supremacía blanca y se alimenta del cine clásico de Hitchcock, Nicholas Ray y Samuel Fuller.
Que un actor se convirtiera en director de cine fue alguna vez una gran proeza. Dar el salto implicaba salir de la zona de confort que Hollywood le otorga a sus estrellas y asumir las dificultades de un oficio complicado. Luego, en 1959, apareció el gran John Cassavetes -ese cineasta bendito que a casi 30 años de su muerte no deja de asombrarnos- con un ejemplo de persistencia y pasión por hacer películas. El padre del cine independiente estadounidense trabajaba como actor en cualquier película para financiar sus largometrajes. El problema era su honestidad: en una entrevista criticó duramente "El bebé de Rosemary" después de actuar en ella, lo que gatilló el enojo de Polanski. A él le daba lo mismo; sólo quería el dinero.
Hoy, algunos emblemas del star system se convierten en realizadores casi por inercia, como si ponerse tras la claqueta fuese un paso natural dentro del camino hacia la gloria. Podríamos fácilmente ubicar a George Clooney dentro de ese grupo de acomodados, pero sería injusto no reconocer su superioridad sobre otros. Desde que debutó con "Confesiones de una mente peligrosa" (2002) -película potenciada por Charlie Kaufman, el guionista de moda de esos años-, ha sacado adelante una carrera como director que es probablemente superior a sus trabajos como actor. "Good night, and good luck" (2005) se atrevía a acoger el blanco y negro para acercarse a la batalla comunicacional emprendida por el periodista Edward R. Murrow contra el macartismo. Menos impacto tuvo con "Leatherheads" (2008), "Los idus de marzo" (2011) y "The monuments men" (2014), pero son todas apuestas aceptables, correctas, políticas sin llegar a ser discursivas.
No hay dudas de que "Suburbicon: Bienvenidos al paraíso" -estrenada esta semana en Chile- es un paso adelante para el Clooney director. En parte porque se hace acompañar de un buen team -los hermanos Coen como co-guionistas y un elenco que incluye a Matt Damon, Julianne Moore y Oscar Isaac-, pero también porque el director no le teme a los homenajes. Digamos que Alfred Hitchcock, Nicholas Ray, Samuel Fuller y ese tremendo caudal de estéticas y recursos narrativos que es el cine negro estadounidense funcionan como referentes explícitos.
Clooney filma este thriller melodramático cargado de humor negro y crítica social como si estuviésemos en los años 50.
Los colores, la perfecta ambientación de época, el tono de las actuaciones y una música continua que recuerda a los torrentes dramáticos de Bernard Herr-mann ("Vértigo", "Psicosis") son pilares del ejercicio de estilo.
Lo que diferencia a "Suburbicon" de una película de esos años es la dosis de comedia satírica (cortesía de los Coen) y la negrura con la que retrata a la sociedad de esa época.
Todo transcurre en un suburbio blanco de fines de los años 50, cuando los vecinos atacan sin piedad a una familia afroamericana que se ha instalado en el barrio. Mientras la violencia se desata en las calles, un niño debe lidiar con la sospechosa muerte de su madre y los misterios que oculta su sombría familia.
Un poco de horror doméstico en medio de un país de pesadilla que, de alguna manera, Clooney trae a colación en la era Trump, cuando la supremacía blanca ha vuelto a manifestarse. La historia es cíclica, pareciera decirnos. Los miedos de ayer no han desaparecido.
La película "Suburbicon: Bienvenidos al paraíso" fue estrenada esta semana en Chile.
Por Andrés Nazarala R