Mario Narváez V.
Alas 11.05 de la mañana de ayer, ingresó a la Sala 1 del Juzgado de Garantía el adolescente de 16 años D.E.G.G. para su formalización de cargos por el delito de lesiones menos graves en el contexto de violencia intrafamiliar.
Pero su ingreso no fue como el de cualquier otro, sino que con evidentes muestras en su rostro y otras partes del cuerpo de haber sido golpeado hasta decir basta por terceros.
Según el relato del Ministerio Público, a las 10 de la noche del miércoles, el menor transitaba con su actual polola por el sector Cerro Chuño, cuando se encontró con su expolola P.A.B.B. (15), quien mantiene un embarazo de 5 meses, iniciándose una discusión.
En medio de esta y tras desprender un "ojalá te murai tú y lo que tení adentro", el imputado habría golpeado de puños y pies a su ex, de los cuales uno de los golpes llegó hasta el estómago de la joven, provocándole un trauma abdominal cerrado, según el Registro de Atención de Urgencia.
La turba
Pero lo que vino después de la agresión es lo que criticó el defensor penal público del adolescente, Rodrigo Torres Díaz. Antes de la detención por parte de Carabineros, "el adolescente es perseguido por una turba, específicamente por la familia de la víctima, la que lo golpea con ánimo revanchista, dejándolo con lesiones evidentes en su rostro, como un traumatismo encéfalo craneano, lo que no se justifica según los derechos de mi representado", explicó.
El defensor agregó que si bien la agresión del imputado no se justifica, "la ley concluye que el hijo en común por la cual se determina una familiaridad (pololeo) entre -en este caso- el adolescente y la víctima (expolola), es después del nacimiento del niño, por la cual el contexto de violencia intrafamiliar no debiese existir", agregó.
En todo caso, el tibunal decretó la prohibición de acercarse a la víctima y un plazo de investigación de 60 días del caso.