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Arica es la tercera región con mayor tasa de población migrante

La realidad laboral con ojos de extranjero

Autoridades plantean que la alta informalidad laboral y el desconocimiento de sus derechos son los mayores problemas.
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El sol está encima en pleno centro de la ciudad, luego de caminar un par de horas y de entregar más de 10 currículos para optar por un empleo, entrar a locales y esperar el llamado casi divino. Es frecuente escuchar un "espere" cuando se pregunta cuánto pagan. Miran fijamente de los pies a la cabeza y luego de la cabeza a los pies y responden a muchos inmigrantes: "Espere la llamada" .

Generalmente consultan por la disponibilidad laboral y, en ocasiones , por el tiempo que se permanecerá en el país .

"¿De dónde viene?" es otra pregunta frecuente. En algunos lugares más informales, dependiendo de la urgencia, solicitan trabajadores con disponibilidad inmediata, sobre todo en fechas próximas a festividades como Navidad, dándole prioridad a la actitud con la que se presentan los postulantes.

Cada año aparecen más colombianos, venezolanos, haitianos, peruanos y bolivianos en la ciudad. Arica está dejando de ser una ciudad fronteriza de paso y se está considerando una ciudad de destino, con más de 13 mil extranjeros con residencia permanente, principalmente peruanos, bolivianos y colombianos. Esta nueva realidad se puede corroborar con las proyecciones de población en la Región de Arica y Parinacota entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

De acuerdo al Censo de 2002, Arica tenía una población de 224 mil 548 personas, de las cuales un 2,38% era inmigrante. En 2012, esta tasa subió a 5,99%.

A nivel nacional, el Censo de 2002 mostraba un 09% de inmigrantes, en 2012 la tasa subió a un 2,35%.

"La migración no es un elemento nuevo de nuestra civilización, constituye un fenómeno demográfico sumamente complejo que responde a causas diversas y muy difíciles de determinar. Básicamente, los seres humanos buscan siempre un mejor lugar para vivir. Se dice que la fuente de desigualdad más inevitable entre los hombres es su lugar de nacimiento y con la migración se intenta superar esa desigualdad", manifestó Patricio Herrera, encargado del Sistema Integrado de Atención a la Ciudadanía (Siac) en la oficina regional del INE.

Cifra oscura

Según cifras solicitadas por El Mercurio a través de la ley de transparencia, cerca de 600 mil migrantes viven y trabajan en el país, y en el período 2014-2016 aumentaron un 152% las sanciones por infracciones a la normativa laboral que afectaron a extranjeros.

Las multas aplicadas por la Dirección del Trabajo por este motivo también tuvieron un crecimiento significativo, pues en ese periodo pasaron de $300 millones a más de $800 millones.

Respecto de las denuncias, subieron un 66% desde 2014 a 2016, siendo los haitianos los que presentaron el mayor aumento, con un 440%.

Estos datos no son claros para la región y ni siquiera cuentan con un estimativo.

El seremi del Trabajo y Previsión social, José Zúñiga Verdugo, enfatizó que en su repartición los trabajadores no se segmentan por nacionalidad, sino que todos cumplen una función. "No encontré mayores antecedentes sobre denuncias o casos específicos de la problemática laboral de los migrantes. Sólo quiero reiterar que la problemática regional en el caso de los migrantes es la alta informalidad y movilidad diaria o semanal de los trabajadores. La Dirección del Trabajo considera a los migrantes como trabajadores, independiente de su situación migratoria. Como trabajadores/as tienen los mismos derechos que cualquier trabajador independiente de su nacionalidad. Como tales pueden hacer sus denuncias a las autoridades respectivas. En el caso de las vulneraciones laborales, en la Inspección del Trabajo", detalló.

Explicó que la Seremi desarrolló dos proyectos de educación previsional dirigidos a migrantes, con la idea de darles a conocer sus derechos previsionales. Así, se atendió más de 500 personas extranjeras, de las cerca de mil que cubrieron los proyectos del Fondo de Educación Previsión del presente año.

Desde la Dirección Regional del Trabajo de Arica y Parinacota, el panorama en temas de cifras tampoco es positivo. Mónica Aguirre, directora regional, agregó que "no tenemos esas cifras, por una razón muy simple: nosotros, como Dirección del Trabajo, consideramos a los migrantes como un trabajador más, no existe ningún tipo ni de normativa, ni de procedimiento especial para un trabajador migrante o un trabajador chileno, es igual uno y otro. Lo que sí, cuando fiscalizamos y detectamos que hay trabajadores migrantes sin su contrato de trabajo, sin su formalización, consideramos que estamos frente a un trabajador informal, al cual se le debe regularizar su situación. Pero esta regularización, con las correspondientes sanciones, no cae en el trabajador, sino en el empleador. Las cifras las entrega el INE, pero no hay ningún estudio que evidencie esto. Ahora, la dirección está haciendo esfuerzos por acercarse al mundo del migrante, sobre todo porque nos interesa que se formalice y que ellos exijan sus derechos", expresó.

Una de las pocas cifras locales disponibles está en el documento "Migración y Trabajo: Estudio y propuestas para la inclusión sociolaboral de migrantes en Arica", elaborado en 2014 por el Servicio Jesuita para Migrantes, en conjunto con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

De acuerdo a este estudio el 60% de los inmigrantes no conocía sus derechos como trabajador y el 40% no sabía qué trámites deben realizar para regularizar su situación laboral.

Desconocimiento y silencio

"Marina" (26) y "José" (29), (quienes pidieron mantener sus apellidos en reserva) vinieron desde La Paz, Bolivia, a trabajar hace pocos meses, porque escucharon de un familiar que había trabajo en el Valle de Azapa y que acá la situación económica era mejor.

Por eso tomaron a su hijo de dos años y vinieron sin dudarlo, aunque no conocían ni el lugar ni las normas.

Una vez que llegaron a la ciudad, fueron hasta un paradero, porque ahí es donde les dijeron que los parceleros iban a buscar a sus trabajadores. Se pararon como los demás migrantes, a ver quién los llevaba.

Esperaron un rato y luego un caballero los recogió en un auto.

El hombre les dijo que trabajaba en el sector La Puntilla de Cerro Blanco. Cuando llegaron al lugar, les indicaron que su trabajo era cosechar tomate y podar.

El matrimonio tomó desayuno a las 7:30 y se dispusieron a trabajar. No contaban con que el dueño de la parcela se pondría a beber alcohol, al igual que su señora.

La familia siguió trabajando, llegó la hora de almuerzo y no les dieron nada de comer. Aun así continuaron trabajando, pero oscureció, llegó la hora de la cena y tampoco recibieron alimentación, según contaron, mientras los empleadores seguían tomando alcohol.

El hijo de Marina tenía mucha hambre y pasaron frío, pero siguieron en el lugar, porque no sabían qué hacer o a quién recurrir.

Esa noche se instalaron en una pieza y se quedaron a dormir, ya que como no conocían el lugar para devolverse, decidieron esperar al otro día.

A la mañana siguiente, los parceleros seguían tomando alcohol y ellos seguían trabajando.

El segundo día ya pudieron almorzar, ya que la hija de los patrones preparó la comida. El matrimonio, en definitiva, ya no quería seguir en el lugar, pero los parceleros, según su testimonio, los retuvieron. Al cuarto día los dejaron ir.

"Tuve miedo, porque los patrones se pusieron a beber y al acabar la jornada de trabajo no nos dejaron ir. Trabajamos cuatro días en esa parcela donde pasamos hambre, me dio pena por mi hijito, porque no tenía nada para darle", contó Marina entre lágrimas.

Por una jornada laboral en estos tipos de empleos se pagan alrededor de $15 mil. A Marina y José les pagaron la mitad. Ellos agregaron que siguen trabajando en esto, porque están por un tiempo corto y son ilegales: "Hay días donde son buenos los patrones y otros malos, pero uno hace lo que le dijeron y ya", manifestaron.

Al igual que esta familia, son muchas personas las que se suman a esta forma de obtener empleo. Desde el Instituto Católico de Migración (Incami), el padre Isaldo Bettin mencionó que ellos, como institución, acogen estos tipos de casos y que al año reciben más de mil procesos migratorios: "Estamos dispuestos a hacerles un acompañamiento e indicarles todo lo que pueden hacer para que sus derechos no sean vulnerados".

Al igual que con sus derechos, los migrantes suelen desconocer que el sueldo mínimo chileno es de $264.000 y se espera que llegue a los $276 mil en enero de 2018. Al desconocer esto, a algunos extranjeros les "pasan gato por liebre" y les pagan cifras inferiores.

Documentos y más documentos

Las colas ya son habituales para quienes tienen que esperar fuera de Extranjería hasta más de cinco horas para resolver sus problemas de legalidad en el país.

Pedro Tomás Cortés tiene 19 años y llegó desde Perú a trabajar para conseguir lo que llama "una mejor oportunidad para mí y mi mamá". Trabaja 45 horas semanales en un restaurante y a veces más. Luego de hablar un rato y de preguntarle si sabía cuánto le iban a pagar, sólo insistió en que acá es mejor todo. Miró hacia arriba, sonrió y pudo decir que no lo sabía. "Vengo desde temprano a hacer la cola, se demoran un poco, pero es darle tiempo a tiempo", dijo.

Lázaro Sibori llegó en diciembre de 2015 desde Cuba y, al igual que Pedro Cortés, para tener un empleo tuvo que gestionar la documentación que va desde la copia del pasaporte hasta documentos traídos de Santiago.

Entre la fotocopia del certificado de permanencia por la PDI, el pasaporte y los diferentes certificados que piden, el costo de la realización del trámite rodea los $100 mil, pero así se puede trabajar con la tranquilidad de tener todos "los papeles en regla".

"Pienso que ponen muchas trabas para todo. Es complicado, porque no dan una información precisa inmediata, sino que hay que ir hasta tres veces a las mismas instancias e iniciar de nuevo. Inclusive, ya que estoy esperando la visa permanente, me dijeron que se demora un mes y llevo seis meses esperando y nada", dijo.

Pese a ello, este hombre ya se encuentra en una situación laboral estable y ha recibido apoyo por parte de la empresa Carnicería Arauco.

Desde el 1 de enero al 26 de octubre de 2017, la Gobernación de Arica ha entregado dos mil 541 visas de trabajo tramitadas. Ahora bien, estas visas no son sinónimo de personas, ya que una o más de las personas que se acercaron a realizar el proceso podían tener ya una visa en el año anterior y buscar una prórroga.

Beneficios

Alonso Alegría, experto en pensiones de la Aseguradora Confuturo, dijo que lo mejor que puede hacer un inmigrante cuando llega a trabajar es documentarse. Esto, ya que de acuerdo a la encuesta Casen "la Región de Arica y Parinacota ocupa el tercer lugar con mayor población de inmigrantes, pero un alto porcentaje de ellos no sabe que Chile mantiene un convenio de seguridad social internacional, lo cual les permite acogerse a pensiones de vejez o invalidez y, en caso de fallecimiento, las familias pueden solicitar pensiones de sobrevivencia".

Precisó que el Convenio Multilateral Iberoamericano de Seguridad Social beneficia a las personas suscritas al sistema de seguridad social de cualquiera de los estados firmantes, y a sus beneficiarios. Algunos de los países suscritos al convenio son Bolivia, Perú, Colombia, Argentina, Ecuador, Paraguay, Estados Unidos, Brasil, Uruguay y El Salvador. Cada país asume el pago del beneficio correspondiente, de acuerdo a su legislación.

A pesar de que la falta de información sobre los inmigrantes genera una zona gris en cuanto a fiscalización y conocimiento de sus realidades, las instituciones enfatizan que a partir del Censo 2017 se espera vislumbrar mejor la problemática.

"En junio del próximo año, fecha en la cual se liberará la base de datos en (el sistema computacional) Redatam, se permitirá extraer la información del cuestionario censal y hacer los respectivos cruces de variables generadas a partir de las preguntas realizadas se podrá hablar con más certeza", recalcó desde el INE Patricio Herrera.