Violeta Parra según Zurita
Raúl Zurita, poeta y Premio nacional de Literatura, dio una conferencia en el Coloquio Internacional Violeta Parra, realizado en el GAM, para celebrar el centenario de la autora. Allí reflexionó sobre el lenguaje y la noción de muerte en torno a Violeta.
De riguroso luto, como acostumbra, el poeta Raúl Zurita llegó al Coloquio Internacional Violeta Parra, organizado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y la FundaciónVioleta Parra, para ofrecer una conferencia sobre "la más entrañable y dolorosa de nuestras artistas". Zurita abrió su evocación con la voz de Violeta en una entrevista radial de 1960 en la radio de la Universidad de Concepción. En ella, Parra habla sobre "El gavilán" y la noción del mal que encarna.
Luego, Zurita hizo escuchar cantos quechua a la audiencia: "Mamá Rosario" y "Flor de cactus", equiparables según él a las canciones de Violeta Parra, porque son creaciones profundas del pueblo. Como buen poeta que ama la música, tarareó aquella melodía boliviana, "la más profunda del Universo". Después, hilvanó una serie de conceptos que comparte a continuación.
Un dato parco
"Violeta Parra, en sus grandes momentos -que son todos-, excede lo que podemos entender por humano. Es una representación de las estaciones del año, del trueno, del viento, que son los elementos que incluyó en su canción "El gavilán", que está en la cumbre de una montaña acechando a esta pobre gallina que sufre todos los embates antes de llegar al final que la va a destruir. Entonces, finalmente es el mal el que prevalece. ¿Qué significará esa concepción? Lo identifica con el imperialismo, que es una metáfora de todo y al mismo tiempo es una metáfora de nada, es la metáfora de algo tan profundamente íntimo que en un momento dado se suicida. El suicidio de alguien que escribió 'Gracias a la vida' y que escribió 'Maldigo el alto cielo', es una parquedad, un dato parco que nos habla por un lado de un fracaso y por otro lado de una historia. El dato parco de su suicidio nos muestra que finalmente toda la vida, la existencia, es el preámbulo a un instante fatal, límite, que es el instante de la muerte. En cierto sentido, cuando alguien se suicida, cuando alguien se suspende de la existencia, está tomando una feroz revancha contra el hecho mismo de la vida, frente al cual toda la obra de un ser humano se revela como el preámbulo de un instante que es el suicidio".
El quenista suizo
"La revelación que nos hace en 'Run Run se fue pa'l norte', donde Run Run es Gilbert Favre, el quenista suizo, es que realmente creo que Violeta se encuentra con otro destino con el que va a dialogar, es su exilio del amor y de un mundo que radicalmente desconocemos y con el cual su obra entra en un diálogo profundo, en un diálogo de muertes. Ese mundo, la música profundamente andina, no es la de los llamados cantautores, con todo el cariño y el amor que les puedo tener. No es Silvio Rodríguez, no es 'El unicornio azul', sino que es una esencialidad de alguien que escribe las cosas más alucinantes, pero que siempre fue concreta, siempre aludió a realidades tangibles. Cuando Run Run se sienta en una piedra y se pone a desvariar, 'que sí, que esto, que lo otro, que nunca, que además, que la vida es mentira, que la muerte es verdad'. Esa noción de la muerte, del fin, atraviesa toda su obra, su humor, su actitud frente a la vida, y solamente una persona que ha alcanzado ese grado de esencialidad puede escribir algo que se llame 'Gracias a la vida' sabiendo que se va a matar. Creo que es el gesto más elocuente, dramático e iluminador de lo que es una vida entera, en todas sus contradicciones, en el abismo de su pasión. Este rechazo a la sobreinterpretación es porque la verdadera poesía exige un diálogo en la plenitud de nuestra experiencia".
los parra, de karina cocq, en el libro "yo soy la feliz violeta".