¡Oh my God!
Dentro de la dinámica de la comunicación hay elementos que, por su naturaleza, constituyen ingredientes fundamentales de la idiosincrasia de los pueblos. Es así que generalmente asociamos los rasgos de una cultura con la lengua que ésta habla.
Dentro de este contexto, habría que preguntarse ¿cuál es el rasgo que caracteriza al español de Chile y como éste se refleja en la idiosincrasia nacional ? a lo que habría que responder que una de las principales características del español de Chile actual es su pobreza en cuanto al léxico, condición que se refleja en la incorporación de vocablos extranjeros, para expresar ideas, que perfectamente podrían ser representadas utilizando voces del español.
Es por la cualidad formativa que tiene la lengua, que ante la avalancha de extranjerismos que la ahogan, es necesario reflexionar sobre el hecho que el discurso no solo transmite el pensamiento, sino que lo determina, regulando los principios y valores de la sociedad.
Por esencia los chilenos solíamos ser muy autocríticos y eso nos ha salvado en más de una oportunidad de caer en la trampa de la vanidad y la novelería. El creciente proceso de aculturación que vivimos no es una alucinación sino que es real.
Así, si usted escucha la radio o mira televisión, especialmente aquellas estaciones de Santiago que transmiten hacia todo el territorio nacional, cada vez que se trata de hacer un aviso comercial, los "gringos" de la agencia publicitaria insisten en que las bondades de su futura compra deben estar expresadas en inglés. Por ejemplo, el auto que usted está mirando "is quality beyond imagination". Ahora, si se trata de enfocar nuestra atención en otros "spots" publicitarios, podríamos encontrar muchas "tips" para ahorrar dinero sin tener que comprar artículos en un " factory outlet" usted puede ir al "mall" y comprar "on sale". Por eso, la próxima vez que enfrente algo inusitado, no diga Oh my God ! como algunos desubicados. Aunque suene rasca, prefiera una expresión idiomática nacional, que represente nuestra cultura, como por ejemplo, "la mató" o simplemente, "la cagó".