El chileno que venció la malaria y "da vida" en la África profunda
Einer Rubilar llegó para mostrar su trabajo construyendo pozos en comunidades de escasos recursos en Uganda y, de paso, advirtió sobre el complejo futuro que tendrá Chile por la escasez hídrica.
Con su mano izquierda temblorosa, a paso lento y ayudado a cada costado por dos primas, Einer Rubilar sube al escenario del teatro Pompeya de Villa Alemana. No puede apoyarse con firmeza ni mantenerse de pie por mucho tiempo, pero aún así, no deja de llamar la atención su optimismo y disposición hacia quienes cruzan palabras con él.
Hace 8 meses, este chileno, oriundo del pequeño pueblo de San José de la Mariquina, en la Región de Los Ríos, estaba en coma a causa de la malaria. Durante todo diciembre estuvo así y, luego de eso, vino una rehabilitación de más de cinco meses, donde aprendió a caminar y hablar otra vez.
Algunos dirán qué fue un innegable milagro que se salvara; otros afirmarán que se debió a su empuje, pero lo cierto es que apenas despertó de su profundo sueño de prácticamente un mes, no sacó de su cabeza la idea de recuperarse cuanto antes para regresar a África. En todo momento tuvo en su mente continuar la construcción de pozos de agua en las comunidades vulnerables de Uganda.
De cara a la muerte
En los 12 años que Rubilar viaja constantemente a Uganda, ya tuvo malaria dos veces, pero de los tipos más inofensivos, que no pasaron de un poco de fiebre y estar un par de días en cama. Sin embargo, la suerte no lo acompañó durante su último viaje a África, en noviembre del 2016.
A fines de ese mes, cuando llevaba algunas semanas trabajando con una comunidad ugandesa para terminar los últimos detalles de un pozo de agua, percibió los síntomas que tuvo con anterioridad. No contaba con que, en esta nueva ocasión, todo sería diferente. Su salud se agravó y quedó en coma como consecuencia de una malaria cerebral.
Todo el período crítico y su recuperación lo vivió en Nueva Jersey, ciudad estadounidense donde vive hace 15 años, hasta donde volvió de África acompañado por su equipo de su fundación Begin Anew. Como su nombre lo dice, por estos días ya está planificando comenzar de nuevo y, de hecho, tiene pasaje para volver a Uganda el 25 de octubre.
Sin agua
Desde niño Einer quería conocer África, por eso el 2005 llegó a Uganda como lo hace cualquier turista que busca conocer lugares nuevos. Pero, para el chileno, ese viaje estaría lejos de quedarse sólo en la banalidad. Cuando caminaba por una de las comunidades ugandesas más vulnerables, observó que un niño sacaba agua para beber desde un charco, justo donde antes varios animales habían tomado y defecado. Entonces, su relación con ese país se estrechó para siempre.
Luego de esa experiencia, Rubilar tomó sus ahorros y estuvo hasta en tres trabajos distintos para tener los recursos suficientes y volver a Uganda a construir pozos. Con el tiempo, comenta, "la plata se fue acabando, así que ahí se me ocurrió fundar Begin Anew, que es una organización sin fines de lucro. Asumí que no podría seguir haciéndolo solo y ahora tenemos colaboradores en muchos lugares, pero siempre estamos buscando mostrar lo que hacemos, porque nunca será suficiente los recursos que podamos tener. En África hay mucho que hacer y nosotros confiamos en que se puede lograr un cambio".
Aunque Einer ya está a miles de kilómetros de Chile, pues la charla que realizó en Villa Alemana fue la última antes de volar a Nueva Jersey, no desconoce los problemas que existen en el país precisamente por la falta de agua.
Si bien en América Latina no existen actualmente las condiciones de insalubridad que se viven en África, de no actuar con prontitud, en las próximas décadas se podría experimentar un preocupante panorama. "En Chile lamentablemente todavía no estamos muy al tanto de eso (la escasez hídrica). Chile va a ser el país número 24 del mundo que va a estar en desabastecimiento de agua potable, va a ser el primero en América. Los Gobiernos y las instituciones tiene que poner mayor ojo en trabajar en eso", advierte Rubilar.
5 mil pozos
Durante los años que este chileno patiperro lleva implementando el proyecto de construcción de pozos de agua 100% sustentables y con un trabajo conjunto a las comunidades, calcula que más de 110 mil personas se han visto beneficiadas. En este período, los ugandeses aportan con mano de obra y también con un monto de dinero simbólico, que los hace sentirse parte del proyecto.
Mientras tanto, a través de la página de la fundación: www.beanew.org, continúa visualizando el trabajo realizado en África, pues tiene una meta clara que espera concretar dentro de los próximos 6 años: construir 5 mil pozos de agua.
"Trabajando codo a codo con las comunidades, en ese tiempo lograríamos llevar agua a 5, o 5 millones y medio de personas en Uganda. Con eso, acabaríamos con la mitad de las personas que no tienen agua limpia ahora", asegura Einer.