Secciones

El rey que sueña hacer de Illapata un centro productivo de queso gourmet

Nelson Flores se propuso y está trabajando en rescatar el patrimonio ovino de la quebrada de Camarones.
E-mail Compartir

Ernesto Arcos U.

Esta es la historia de un rey sin trono ni corona, pero con un gran proyecto en mente y mucho empuje para sacarlo adelante. Sus dominios están alfombrados de alfalfa y sus súbditos envueltos en lana. Nelson Flores es el Rey del Cordero.

Su contacto con estos nobles animales comenzó en su niñez en Illapata, a 2 mil 200 metros de altitud al interior de la Quebrada de Camarones, donde su familia pastoreaba también llamas y cabritos.

Allí vivió entre cerros y praderas, hasta que terminada la enseñanza básica, sus padres lo enviaron a Arica para que siguiera estudiando.

Las recetas de la abuela

Pero los cuadernos no eran lo suyo, y tras cursar primero medio volvió a su pueblo, donde su mamá, resignada, le entregó un par de vacas y algunas ovejas para que con ellas se ganara la vida.

Tras un breve intervalo en que probó suerte como colectivero, regresó definitivamente al campo, porque lo que él quería era crecer y apostó que podría hacerlo junto a sus ovejas, si lograba diferenciarse. Y para hacerlo, recurrió al recuerdo de su abuela, que le enseñó a hablar aymara y también a hacer queso.

El queso de oveja sería, entonces, su producto estrella. "Es muy apetecido, es un queso gourmet y siempre lo vendo todo altiro, incluso tengo pedidos pendientes", aseguró, "pero ahora no estoy produciendo, porque estoy en proceso de selección, dejando los ejemplares más lecheros", explicó.

Raza criolla

A diferencia de otros ganaderos de la zona, que han llevado al valle razas importadas, como la Suffolk Down o o la Poll Dorset, él le dio su voto de confianza a los animales criollos.

"Estas ovejas vienen de Colchane y aquí en la precordillera han mejorado, porque el clima es más cálido y hay más alfalfa", contó. "A lo mejor hay razas más lecheras, pero a mí no me interesan, porque mis ovejas tienen una identidad y se adaptan perfecto a esta zona", declaró.

Cada oveja se ordeña una vez al día y puede dar hasta un litro de leche por vez, durante los siete meses que dura la producción.

Para hacer un kilo de queso maduro, Flores necesita cuatro litros de leche, labor que pretende retomar dentro de un año.

Mientras, planea instalar un restaurante especializado en platos sobre la base de oveja, en el Valle de Lluta, como antesala para un proyecto posterior, instalar un restaurante similar en el mismo Illapata. "Cuando se abra el camino a la Laguna Roja, por aquí van a pasar muchos turistas y este lugar va a estar estratégicamente ubicado para que pasen a almorzar", proyectó.

No sólo eso, Flores quiere ir más allá. "Aquí la gente se dedica más a las cabras y tiene sus ovejas para de vez en cuando hacer parrilladas o vender corderitos y casi no aprovechan la lana ni el cuero, cuando se podría hacer artesanía. Yo quiero recuperar todo eso".

El Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) apoya la actividad ovina en el valle de Camarones y ha entregado asesoría veterinaria a Nelson Flores.

Detalle pendiente

Su director regional, Jorge Torres, destacó el valor que alcanza el queso de oveja, pero manifestó que para expandir la actividad hay un tema pendiente con las autorizaciones sanitarias de los ganaderos, lo que se está trabajando primero con el rubro del queso de cabra.