El sábado recién pasado falleció un hombre notable de Arica, nuestro entrañable amigo, Luis Leblanc Valenzuela. Mis sinceras condolencias a su señora esposa Loly Moreno con quien compartió 10 años de pololeo y 41 años de matrimonio, y a sus amados hijos Sebastián, Martín y Valentín.
Ya en sus años juveniles -como dirigente estudiantil-, se destacaba por su capacidad dialogante, por la elocuencia del resonar brillante de sus palabras y sobre todo, por algo que lo caracterizaría toda la vida: la Tolerancia.
También reconocido como un hombre muy Humano y como tal, muy preocupado también de los Derechos Humanos, movimiento en el cual sería clave entre 1983 y 1990.
Un gran educador, vocación que mantendría en el aula como profesor en INACAP, y posteriormente en la Carrera de Trabajo Social de la Universidad de Tarapacá y en la formación de la Escuela de Trabajo Social de la UTA, que hoy es una gran obra suya, que continúa en la memoria de sus alumnos y académicos.
Pero también un gran educador fuera del aula, en la calle, llevando en sus conversaciones la búsqueda de más Democracia, de la Paz, de la Libertad y la Justicia y el bien común de nuestra tierra, con vocación unitaria.
Luis Leblanc fue un hombre consecuente, de grandes valores cuyas motivaciones esenciales fueron su país y su amada región.
Todo esto le valió que fuera elegido con un amplio respaldo ciudadano, como uno de los primeros diputados de Arica cuando se inició la transición a la democracia. Cuando fue elegido ya vivía en su casa de los bajos de Chinchorro, y cuando terminó su gestión seguiría viviendo en su mismo hogar, con el mismo vehículo que poseía antes. Nunca estuvo envuelto en casos reñidos con la ética y la probidad. Todo aquello aumentó hasta el día de hoy, lo que posee en la memoria ciudadana: su prestigio.
Prestigio fundado en sólidos valores éticos y en la búsqueda de acuerdos transversales para el beneficio de Arica y del bien común.
Pero Luis sabía lo que se aprende con la sabiduría, que el Universo comienza y termina en la familia, en el hogar. Fue un gran hijo, fue un gran esposo y fue un gran padre, ocupado siempre de su amada Loly y de sus amados hijos Sebastián, Martín y Valentín.
Con certeza, me permito afirmar que aún cuando Luis, era de una generación posterior, formaba parte de la estirpe de los grandes líderes que recordará siempre nuestra tierra, de la talla de Santiago Arata, Humberto Palza, Luis Valente Rossi, Bernardino Guerra y Vicente Atencio, aquellos que siempre pusieron en primer lugar a Arica, por sobre sus partidos o movimientos. Y nunca, en sus intereses personales. Luis Leblanc Valenzuela, pertenece a esa generación de los Grandes y Notables ariqueños.
Por eso afirmaba al inicio, que Luis Leblanc Valenzuela permanecerá para siempre en el Alma de Arica. Luis se ha quedado para siempre entre nosotros.
Hermann Mondaca Raiteri