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Encontró en los jabones la ideal fórmula para salir adelante

Amelia Villavicencio, emprendedora, comenzó a crear productos artesanales a raíz de una fuerte experiencia de vida, que le sirvió para mejorar el bolsillo y el alma.
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Un intenso aroma a maracuyá inunda el local donde Amelia Villavicencio (62), comercializa los jabones artesanales que ella misma elabora. En la Gran Feria de Emprendedoras, realizada en el Parque Vicuña Mackenna, la mujer exhibe sus productos y explica las propiedades de las materias primas utilizadas en la fabricación.

Asegura que lo que destaca a sus productos de otros similares, son precisamente, los aromas. Ya sea de sandía, canela, mango o de ruda, los jabones de Amelia dejan su huella.

"Mis clientas me cuentan que lo que más les gusta es que tienen un muy buen olor. Yo les digo que eso es porque los hago con amor para ellas, ese es el secreto más importante", confiesa.

Pero la elaboración de los jabones no tuvo un inicio fácil. Hace algunos años atrás, uno de los tres hijos de Amelia, Erick, tuvo un grave accidente de tránsito, que lo mantuvo en riesgo vital e imposibilitado de caminar.

"Él tenía 21 años cuando se volcó. Entonces tuve que pensar cómo lo hago para sacar a la familia adelante", recuerda.

Y es que además, había perdido su trabajo como manipuladora de alimentos a causa de un accidente vascular. Por eso, una beca ofrecida por la Oficina del Adulto Mayor le cayó del cielo.

"Hacer jabones se convirtió en mi terapia. Empecé a salir adelante no solo en lo económico, también me empecé a sentir mejor de salud. Encontré algo que realmente me gustaba hacer y me encantó".

Para la emprendedora no pudo existir mejor oficio que la elaboración de estos productos. "Siempre me gustó el contacto con lo natural, con lo que da la tierra, y eso trato que se traspase en mis productos, ocupando elementos que no son químicos en la fabricación".

Poco a poco fue ampliando el emprendimiento hasta incluir hoy en día cremas para el cuerpo y sales de baño, todas muy aromatizadas.

De ruda, caserita

Dicen que el jabón de ruda activa la circulación y alivia piernas cansadas y varices, aunque no pocos lo usan para atraer la buena suerte. Tal como los romanos hace miles de años usaban esta planta para preservarse de las malas energías y los celtas la utilizaban para sanaciones y bendiciones, el jabón de ruda de Amelia es uno de los más cotizados.

"También me piden harto los exfoliantes de avena con coco y el de carbón activo, que quita las impurezas. Aunque a mí el que más me gusta es el de maracuyá porque representa al norte, con un fruto característico de la zona", dice.

Amelia se encarga de todo el proceso de elaboración. Extrae la pulpa de las frutas y plantas, encarga las esencias, elige los moldes, les da a los jabones los colores que corresponden y los envasa, dándoles un toque personalizado.

"Desde que ingresé a la Agrupación de Emprendedoras me ha ido mejor. Ahora puedo comercializar a través de las redes sociales, así que tengo mi propia página de Facebook donde me contacto con mis clientas. Además he tenido la posibilidad de comercializar en ferias, participar en show rooms y en ruedas de negocios, donde he participado como expositora", cuenta orgullosa.

Y es que en los "grandes pasos" que define estar dando hoy, siempre ha estado a su lado Erick, su principal inspiración y el motivo por el que partió en el mundo de los jabones.

"Gracias a Dios, hoy él está bien, haciendo su vida normal y con un trabajo. Él dejó su silla y está sanito, algo que en algún momento pensé que no iba a ocurrir nunca".