Salud mental
El caso de la joven que fue agredida violentamente por un joven que presentaría trastornos mentales, ha puesto de relieve nuevamente la importancia que tiene el poder controlar y dar la debida atención a quienes presentan alguna patología de este tipo, y que se encuentran muchas veces completamente desprovistos de la ayuda adecuada.
Lamentablemente, este no es un hecho aislado, ni en Arica ni en el país. De hecho, llama la atención que los comentarios y reportes de lo ocurrido al interior de una iglesia hace unos días, cuando esta joven fue atacada, dieran a conocer que el autor de este hecho era conocido en el centro de la ciudad por agredir espontáneamente a mujeres.
Y así como en este caso, la comunidad también conoce y ha denunciado a otros hombres y mujeres, por lo general en situación de calle o en abandono, que se caracterizan por su agresividad y por acciones imprevisibles, que desembocan en violencia hacia otros.
Todo esto entrega antecedentes inquietantes respecto de la indefensión en la que se encuentran no sólo las víctimas de estas personas, sino que también ellas mismas. Llama mucho la atención de la comunidad el hecho de que se reconozca en él y en otras personas que deambulan por las calles, un potencial peligro en vista de los evidentes problemas mentales que presentan y sin embargo, nadie haga nada.
Y es que la salud mental es una de las debilidades importantes que tiene Chile en términos sanitarios, y estos lamentables casos así parecieran confirmarlo. En términos estadísticos, en nuestro país alrededor de un tercio de la población presenta algún tipo de trastorno mental. El 17% de la población enfrenta cuadros depresivos y un 22% ha tenido algún problema siquiátrico.
Chile debe reforzar la salud mental. Se requieren más recursos y una legislación adecuada que incluya el trato, la cobertura y el seguimiento de casos, para que factores económicos o el abandono no se transformen en más personas desamparadas con algún problema mental. No puede ser que personas que estén enfermas, vivan así en las calles, con el riesgo para sí mismos y los demás.