Una de las evidentes tareas que tiene San Marcos de Arica, como ocurre con muchos clubes de provincia, es el poder conseguir recursos, en un fútbol chileno altamente centralizado y que tiende a "hacer más grande al ya crecido" y a poner el camino cuesta arriba a aquellas instituciones que luchan por ganarse un lugar en el balompié rentado, aún desde la humildad de sus orígenes.

El Bravo sabe de buenos y malos momentos. El descenso a la Primera B también significó un impacto en lo económico y lo institucional, pero como institución que representa a una ciudad, el objetivo ahora es ir sumando esfuerzos para que el club tenga mayor estabilidad y pueda aspirar, además, a luchar por el gran objetivo que es el retorno a la división de honor.

Fue así como hace unas semanas se anunció la venta de abonos como una de las fórmulas para asegurar no sólo ingresos por asistencia al estadio, sino que también el apoyo en las gradas para cada partido de local que juegue el elenco ariqueño.

Ahora, el club anunció una novedosa forma de "publicidad", donde los hinchas, las familias y las pequeñas empresas pueden promocionar desde su apoyo a la institución, hasta sus productos y servicios.

Evidentemente se trata de una apuesta interesante que apela a la cercanía de la hinchada con el club, al interés que puedan tener los mismos hinchas por darse a conocer como incondicionales del Bravo, y a la lógica necesidad de promover hasta los más pequeños negocios.

Sin duda es un esfuerzo interesante y novedoso de parte del club. Pero aquello no quita que la institución siga trabajando en otras facetas que le permitan no sólo hacer que los hinchas colaboren , sino que también tener una oferta como institución para sus seguidores.

San Marcos de Arica necesita, por ejemplo, volver a tener una sede, un punto de encuentro para sus hinchas. Hacer que su oferta vaya mucho más allá del partido en casa cada 15 días, y del sentimiento que habita en el corazón de cada uno de los fanáticos. El Bravo necesita seguir avanzando en fórmulas de acercamiento con la hinchada.

José Martínez Fernández ostentando una prosa incisiva, cáustica, que utiliza para ejercer la denuncia social y el periodismo político, entrega CALAMA, EL CRIMEN DEL SIGLO, crónica que, en su segunda edición, y tal como su nombre lo indica, profundiza en uno de los crímenes más deleznables ocurridos en el Chile del siglo pasado. Allí, Martínez Fernández proporciona datos inéditos, escritos y gráficos, que amplían la mirada sobre un crimen que dejó su infausta impronta en el inconsciente colectivo chileno. Pero este escritor va más allá del periodismo político y la crónica testimonial. Su amplio registro lo ubica, también, como autor de varios libros no sólo de poemas, sino también de ensayos y narrativa.

Sus poemas empezaron a ser difundidos a los dieciocho años. DISTANCIAL, su primer libro de versos, fue publicado en 1970. Es autor de la revista de poesía PALABRA ESCRITA -versión impresa- la que va en los 68 números publicados. En sus inicios ejerció su labor en los periódicos LA CONCORDIA y LA DEFENSA, ambos de esta ciudad, y posteriormente en medios de circulación nacional como LAS ÚLTIMAS NOTICIAS, revista VEA y EL MUSIQUERO, derivando luego a múltiples medios regionales. De sumarse todo lo anterior, a su actual colaboración en diversos medios digitales, los títulos publicados bajo su rúbrica sumarían hoy más de dos mil, consiguiendo el reconocimiento de la Universidad del Norte (antigua administración), Instituto Chileno Francés de Cultura, Instituto Nacional de Cultura del Perú, etc. Algunos de esos textos han alcanzado alta lectoría, como su artículo: LA BRUJA DEL CHAVO DEL OCHO FUE UNA COMBATIENTE REVOLUCIONARIA, publicado originalmente en EL PUERTO LIBRE de Arica, y en otros medios autorizados, siendo después replicado en otras plataformas informativas sin el crédito correspondiente.

Con la reedición de CALAMA, EL CRIMEN DEL SIGLO, José Martínez Fernández muestra que su compromiso social y periodístico, se halla absolutamente vigente.