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"Jugué de 8 y hasta le hice un gol a Arica cuando defendía a Iquique"

El nuevo renacer de Alberto Loy Corrales, el eximio reportero de los años 80 y 90 quien padece una compleja enfermedad y el viernes recibió una casa del Serviu.
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Tan globalizado es ese diccionario virtual llamado Wikipedia, que si usted realiza el ejercicio de escribir el nombre de Alberto Segundo Loy Corrales, aparece "is a chilean newspaper editor".

A los 73 años, quien fuera uno de los reporteros de mayor renombre en Arica, padece de un Alzheimer que ya le ha jugado varias veces en contra, sumado a los tres infartos que lleva en el cuerpo.

Pero el viernes pasado, Loy se desayunó con una noticia que en algo le levantó el ánimo, luego de recibir una vivienda a comodato en Avenida Linderos, gentileza del Serviu.

La idea fue planificada luego de que su estado de salud empeorara, lo que lo obligó a vivir en una hostal gracias a Irma, la madre de una de sus hijas, pagando costos que ya no estaban de lado de su bolsillo.

Periodismo y deporte

Parte de la historia en Arica del Chino nace a sus 16 años, cuando el hombre llegó de Iquique por asuntos familiares.

Ligado al mundo de la radio, también se dedicó al deporte, específicamente al fútbol, donde alguna vez formó la oncena titular de Iquique que derrotó a Arica por allá por los años 70, donde se disputaba una copa, antes de que ambos equipos nacieran en el profesionalismo.

"Jugaba de 8. Hasta marqué un gol en ese partido", relata.

Ya instalado en la ciudad de la Eterna Primavera, nuestro personaje se codeó con los rostros de Telenorte, donde reporteó desde deportes a espectáculos.

Todo iba bien, hasta que a principios de los años 90, Andrea, su hija de un año y medio, fue diagnosticada de cáncer, lo que movilizó a toda la ciudad con el lema "Salvemos a Andreíta Loy" y así recaudar fondos para cualquiera de sus tantas operaciones. Lamentablemente ni las operaciones ni todo lo recaudado pudieron salvar a la menor, quien apagó su luz a los 2 años.

"Es un recuerdo pésimo, pero a ella siempre la voy a tener acá (se toca el pecho), en el corazón".

- Dejó hartos amigos en Telenorte y en las radios locales. ¿Cómo nació y cómo murió esa amistad?

- Es que me ponía las pilas, le ponía amor a las cosas que hacía, entonces comencé a ganarme más que todo el cariño de la gente, de mis entrevistados.

- ¿Y cómo murió todo?

- El canal se acabó, pero parece que yo ya no trabajaba en él. Después cada uno tenía su proyecto y con algunos nos fuimos topando en las pautas.

- En este último tiempo, con el portal Diario El Morro, lo vimos muy socialité, en cenas del puerto y servicios públicos.

- Es que soy sociable. Siempre lo fui y por qué dejar de serlo este último tiempo.

- ¿Qué le falta por estos días a Alberto Loy?

- Me gustaría trabajar. Tú me viste; no estoy postrado, camino, tengo un cuaderno en que escribo todo lo que hago (y con buena ortografía) y aún conservo esas ganas de andar en la calle por reportear. A mí me cerraron las puertas tra el primer infarto; de ahí no encontré pega.

- ¿Verdad que nunca más se quiso operar?

- Tomo pastillas todo el día, así que sería un calvario una operación más. Siento que tengo cuerda para rato, pero si me voy a morir, tendrá que pasar, porque lo que sí, no le tengo miedo a la muerte.