Informaciones ante temblores
La seguidilla de temblores que se han registrado en la costa de Valparaíso, y cuyos efectos se han sentido especialmente de Coquimbo al sur, imponen obligaciones y desafíos importantes a la prensa y su rol, como informadores y hasta educadores ante este tipo de hechos. Sin embargo, hay una línea muy delgada entre el informar y el alarmar a la comunidad, aun cuando no exista intención de hacer esto último.
Y es que la percepción de la gente ante los temblores sigue siendo de temor, por las lógicas consecuencias de los eventos de este tipo de gran magnitud, y también por las experiencias del pasado, que la memoria de un país sísmico atesora de manera fresca.
Esto hace que necesariamente, muchas informaciones que buscan educar a la comunidad, sean lamentablemente, recibidas con alarma por parte de la población.
Crear un ambiente de pánico es dar a conocer hechos que sencillamente no son, o adelantar interpretaciones que pueden ser asumidas de manera alarmante. Hoy por hoy, por ejemplo, sería muy cuestionable anunciar un terremoto a partir de lo que está ocurriendo en dicha zona. Al fin, es una situación que descansa sobre los misterios e incertezas de estos eventos, que hoy son imposibles de predecir. Pero tampoco es conveniente hacer giros en la información para darle un cariz más inquietante de lo que la razón y los hechos indican.
Ante estas disyuntivas, lo único que queda es asumir los sismos como verdaderamente son. Los temblores son parte de nuestro ser nacional, deberían ser una tradición tan común como las empanadas o la cueca, porque Chile es un país sísmico. El desafío de los medios hoy es contribuir a la educación ante los fenómenos telúricos y hacer que la comunidad entienda, que lejos de alarmar, lo que se hace es convencerla que nuestro país y nuestra región vive en contante compañía de este tipo de fenómenos.
Y en la comunidad, es necesario que se actúe y principalmente, se viva en virtud de estas realidades que acompañan nuestra vida en esta tierra. El que la gente esté preparada, es simplemente estar a la altura de una de las características más propias de nuestra realidad nacional.