"Para qué no se van a otro lado", es una de la frases que les gritan a diario los conductores a los fiscalizadores de la seremi de Transportes, sin dejar de mencionar la gran cantidad de garabatos que deben soportar por el solo hecho de realizar su trabajo.
El encargado regional de la Unidad de Fiscalización, Marco Galleguillos Véliz, quien lleva 21 años en la seremi, contó que para toda la región cuentan con 6 fiscalizadores que deben realizar múltiples funciones como: fiscalizar los buses urbanos, los autos tanto de la locomoción colectiva como particulares, las plantas de revisión técnica, las escuelas de conductores y hasta ir a fiscalizar los camiones al Complejo Chungará.
Ellos deben cumplir con un plan que garantice cómo funciona el transporte público y los establecimientos en general.
Insultos
Pero la tarea no es nada fácil. Cada vez que salen a terreno se exponen a muchas situaciones incómodas. Los conductores pierden el control cuando se les cursa un parte o cuando les piden la documentación.
"Los inspectores están sometidos a una carga sicológica , reciben insultos, amenazas y hemos sufrido hasta agresiones. Nos instalamos a un punto de control y escuchamos cómo la gente nos insulta, incluso personas que no están siendo fiscalizadas que solo pasan con sus autos al lado de nosotros y se ponen a gritar groserías, tanto hombres como mujeres. Es muy desagradable, hoy día es catalogado como una carga de contaminación sicológica", expresó.
Experiencia
Marco fue por años inspector de vía pública y era el único que fiscalizaba cuando Arica,todavía no se separaba de Tarapacá. Pasaron por él muchas situaciones que lo marcaron, pero nunca dejó de cumplir su rol.
Recordó que estaba fiscalizando e hizo parar a un conductor de un taxicolectivo, pero este se molestó. "Estaba acompañado por un carabinero y este conductor se detuvo casi al frente mío, se bajó del auto, tomó una piedra y me la lanzó con toda su ira y me llegó en el hombro. Tuve que ir a constatar lesiones y se llevaron detenido a ese conductor. Seguimos todos los procesos legales", contó.
Pero ese no fue el único caso que debió soportar. Recordó que un conductor al solicitarle que se detuviera le tiró el vehículo encima y rodó por parte de la calzada y la acera. "Fue todo tan rápido y ese conductor se fue".
La negación de ser fiscalizado y de entregar la documentación es lo que más molesta a las personas. Muchos no entienden la labor de los inspectores y tampoco la quieren conocer señaló Marco.