Toda obra que apalanque progreso en nuestra ciudad se agradece y es bienvenida, pero cuando dichas obras son a la escala y con el nivel de intervención en el espacio público como el cambio de aceras que se esta ejecutando en el centro de nuestra ciudad, debe tener consigo un plan de mitigación vial bien diseñado y perfectamente planificado, que contemple las múltiples variables de flujos que permitan amortiguar las consecuencias externas en el trafico vehicular.
Es por lo anterior que tengo varias preguntas en mi cabeza; Era muy complejo diseñar que el término de las obras en calles donde se emplazan y aledañas a colegios del centro estuvieran completamente terminadas antes del inicio del año escolar? Era muy complicado establecer una restricción completa de estacionar en un perímetro que se sabía se saturaría y colapsaría -hora punta- por los trabajos que se realizan y con ello permitir mejorar los flujos que hoy solo se están permitidos por una pista pudiendo hacerlo más expedito con dos pistas operativas; se estudió los flujos y carga vehicular que se tendría en las calles para poder planificar -quizás- un cambio de sentido en horarios puntas de calles que permitieran mejorar su desempeño en horarios de alta congestión, se sociabilizaron adecuadamente las medidas de mitigación que se establecieron por la autoridad, en lo personal solo tuve acceso a un plano que detallaba las calles que están intervenidas, eso no es planificar.
Cuando se interviene una ciudad a la escala de las obras de cambio de acera, debe tener acompañado un detallado plan de planificación y mitigación que permita amortizar al máximo las consecuencias negativas en el flujo de trasporte vehicular y peatonal.
Víctor Mardones Bernal
Arquitecto, Master en Desarrollo Urbano y Territorial