Acostumbrada a acudir casi diariamente a la playa El Laucho, la ariqueña V.M.P., jamás pensó que en ese mismo balneario viviría una traumática experiencia que hoy la tiene con un brazo inmovilizado y adolorido.

En ese lugar, y al nadar hasta los cordeles, la profesional ariqueña se incrustó en su antebrazo izquierdo un anzuelo que estaba enganchado en la cuerdas. Por lo anterior, debió ser asistida por otros bañistas para llegar hasta la orilla y ser atendida en la unidad de emergencia del hospital local para extrarle el elemento.

"Estaba nadando con mi esposo, llegamos hasta los cordeles, me voy a afirmar cuando sentí que algo me clavó en el brazo, me miro y tenía un anzuelo incrustado en la piel. Estaba muy nerviosa, no podía nadar, me ayudaron dos militares y mi esposo y pude salir a la orilla", contó.

Una vez que estaba en la arena se acercaron los salvavidas y la trasladaron a la enfermería. Intentaron sacarle el anzuelo, sin obtener buenos resultados. Por tal motivo se fue al Hospital y lograron sacarle el gancho, tarea que según la mujer no fue nada de fácil."Todo el verano fui a nadar. Hay gente irresponsable que pesca en la noche y no se preocupa de recoger nada. Deben pensar que a esa playa van niños y nadan hasta el cordel. Ese anzuelo se le podría haber incrustado en la cara o en el ojo a un niño, es sumamente peligroso. El Laucho es una playa para el baño no para pescar", reclamó.