El enfermero más querido que donó sus órganos
Recién había regresado de sus vacaciones cuando sufrió un accidente vascular que terminó con su vida. Trabajó en el Hospital Regional.
Escribir de Carlos Humberto Ponce Olivares es hacerlo de un hombre que se convirtió en un ejemplo para los jóvenes, quien dejó como enseñanza que todos los sueños se pueden cumplir.
A sus 50 años se tituló de enfermero en la Universidad Santo Tomás y a los 59 sacó otra carrera, ingeniería comercial con mención en gestión en la Universidad Arturo Prat, sólo le quedó pendiente su defensa de título. Un accidente vascular, terminó con su vida.
"Don Carlitos" como le decían sus compañeros de curso, estaba casado con María Eugenia Rosales. Los dos trabajaban en el Hospital Regional y estuvieron juntos 32 años. Padre de cinco hijos, cuatro mujeres y un varón, Camilo, quien era su regalón.
Donó su sus órganos
Era un hombre deportista, lleno de energía, pero de un día para otro se enfermó.
"A todos nos sorprendió. Nos fuimos a trabajar, habíamos recién regresado de nuestras vacaciones, estacionó su auto, bajamos los dos, empezamos a caminar y me dice que estaba mareado, lo tomé de la mano, se sentó y tuve que llevarlo a la Urgencia. Su diagnóstico un accidente vascular de muy mal pronóstico", contó María.
Su situación fue tan complicada que el domingo 26 de febrero "Carlitos" falleció. Ese mismo día su esposa junto a sus hijas tomaron la decisión de donar sus órganos.
Comentó que el tema ya lo habían conversado como familia y él siempre dio a conocer su intención de ser donante para salvar la vida de otra persona.
"Fueron horas terribles, porque mi esposo tenía un grupo de sangre especial AB positivo. Tenían que encontrar un receptor con esas características". El lunes llegó el avión ambulancia y donó sus riñones.
Cómo era
Carlos Ponce, nació en Valparaíso, llegó a Arica cuando era bebé y sus padres se separaron. Estuvo en un hogar de niños y luego quedó a cargo de sus abuelos. Nada le impidió seguir creciendo como persona y cumplir sus metas. Su sueño era sacar una carrera universitaria y terminó sacando dos.
Trabajó 15 años como administrativo en la farmacia del Hospital y decidió estudiar enfermería. Una vez titulado, fue nombrado como enfermero jefe en el Servicio de Traumatología.
No le importó tener 50 años para ingresar a una carrera. Fue el más adulto de su promoción y todos lo querían. Siempre estaba bromeando y dispuesto a participar en todas las actividades, señaló su esposa. En su primer año como estudiante fue elegido como el mejor compañero.
"Era un hombre muy humilde, le gustaba compartir con sus compañeros, participó en todas las actividades. Disfrutó mucho su época como estudiante", recordó.
Como era el alumno más adulto, le daba consejos a sus compañeros. Si ellos no querían estudiar los obligaba y les daba consejos desde su propia experiencia de vida.
Una de las frases que más repetía Carlos, contaron sus hijas era: "La familia es lo primero". Incluso lo tenía como mensaje en su WhatsApp.
Carolina, Camilo, Constanza, Consuelo y Esperanza son sus cinco hijos, quienes señalaron que al recordar a su padre no sienten tristeza, porque en vida siempre fue un hombre muy alegre y solo tienen recuerdos felices al lado de él.
La jefa de carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Arturo Prat, Ana Vargas, dijo que, "nosotros lamentamos profundamente la muerte de Carlos, el que era muy respetado por los profesores, ya que demostró ser muy responsable y emprendedor.
De hecho estaba haciendo su actividad de titulación y siempre andaba corriendo y motivando a sus compañeros".