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Martín Scorsese regresa a la pantalla grande con "Silencio", una historia en clave espiritual

El próximo 16 de marzo debutará en la salas nacionales el más reciente trabajo del destacado cineasta. Se trata de una trilogía guiada por el tema del alma y su relación con la divinidad, protagonizada por Andrew Garfield, Liam Neeson y Adam Driver.
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El próximo 16 de marzo debuta en las salas nacionales el esperado regreso de Martin Scorsese a la pantalla grande. Considerado como uno de los últimos padres del cine moderno, el viernes pasado recibió el Premio John Ford en el prestigioso Trinity College de Dublín, de manos del presidente de Irlanda, Michael D. Higgins.

Al momento de hablar, el cineasta, nacido en el neoyorkino barrio de Queens hace casi 75 años, mostró preocupación por la época en que vivimos y afirmó que la invasión de 2003 a Iraq había creado "miles de miles de Travis Bickles sin nada que perder", todo en clara alusión al personaje principal de "Taxi Driver", su celebrada película de 1976 sobre un veterano de Vietnam que comienza a enloquecer tras la guerra.

El aclamado director, que se mantiene activo desde 1960 tras el lente, acaba de anunciar que el próximo año debutará por Netflix con "El irlandés", una historia sobre gánsteres en Nueva York, en tiempos de la desaparición del dirigente de los camioneros Jimmy Hoffa. Este personaje histórico será interpretado por el Al Pacino, a quien se unirá un elenco compuesto por Robert De Niro, Joe Pesci y Harvey Keitel, es decir viejos camaradas del ítaloamericano.

Silencio

Con más de medio centenar de películas a su espalda, Scorsese completó con "Silencio" una trilogía guiada por el tema del alma y su relación con la divinidad. Si ya en 1988 dirigió a Willem Dafoe en "La última tentación", donde buceó en la novela del griego Nikos Kazantzakis sobre una supuesta vida de Jesús, en 1997 presentó "Kudun", su visión sobre el paso de la niñez a la adultez del Dalai Lama que afrontó la opresión china en el Tíbet.

En "Silencio", Scorsese aborda la novela escrita en 1966 por el japonés Shusaku Endo sobre la evangelización jesuita en su país a comienzos del siglo XVII. Endo, quien creció en una familia de fe católica en un país mayoritariamente budista y luego estudió Letras en la Universidad de Lyon, se interesó mucho en el choque ideológico entre Oriente y Occidente, sobre todo en dilemas morales y espirituales.