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La dulce y "fashion" lucha por dejar atrás la pobreza

Mujeres del sector más vulnerable de Arica mejorarán su situación gracias a la pastelería y la peluquería.
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Jennifer Lazo

Katherine Rojas fabrica dulces chilenos a pedido, para negocios o familias.

"Me va espectacular. Ahora vendo por cientos en cada llamado", contó feliz, mientras recibía el diploma en sus manos, el que le ayudará acreditar la calidad de sus productos.

Rojas comentó que recién el año pasado pudo crecer en su emprendimiento, pues a través de un programa Fosis recibió un horno industrial para hacer sus dulces. Por lo que la reciente certificación, le incorporá un valor agregado a sus productos, y agregó más conocimientos para su emergente negocio.

Al igual que Katherine Rojas, otras 25 ariqueñas, pertenecientes al 40% más vulnerable de la región, también se capacitaron; la mitad se especializó en pastelería y la otra en peluquería.

Priscilla Norambuena fue una de ellas, quien sueña con dedicarse a la peluquería en un futuro próximo.

"Aprendimos muchas técnicas de corte y peinados. Lo más importante es que seguiremos especializándonos. De a poco quiero dedicarme a esto", comentó.

¿Cómo se capacitaron?

Se trata de un de Convenio Articulación de Redes Locales y Socio Comunitarias, un programa de la seremi de Desarrollo Social, que transfiere fondos a la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) para la realización de cursos, que buscan fortalecer las alternativas y la red de trabajo de quienes participan.

Las alumnas y familias forman parte del Subsistema de Seguridades y Oportunidades, por lo que aparte de recibir los cursos, cuentan con acompañamiento psicosocial, sociolaboral y tienen garantizado el acceso a un aporte económico, por medio de la entrega de un bono y trasferencias monetarias que complementen los ingresos con los que ya cuenta la persona o el grupo familiar.

Katherine y Priscilla forman parte del Programa Familia y Abriendo Caminos. El primero dirigido específicamente a personas que se encuentran en situación de pobreza extrema y vulnerabilidad, mientras que el segundo genera acciones de prevención y reparación en las condiciones de desarrollo de niños, niñas y adolescentes que tienen un adulto significativo privado de libertad.

Los cursos en que participaron ambas emprendedoras se realizaron pensando en que las mujeres aprendieran un oficio y con ello tener una opción laboral para el futuro o un ingreso adicional para el grupo familiar.

Así como ambas mujeres, la mayoría de las beneficiarias que participa de estos cursos pertenecen a un grupo familiar compuesto por más de cuatro integrantes.

Katherine y Priscilla se certificaron, junto a 25 mujeres el viernes pasado y junto con el diploma recibieron un kit con insumos para sus nuevos oficios aprendidos.

Ambas coincidieron en que esto es una oportunidad para comenzar a soñar.