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Los caporales de la PDI que respiran Carnaval

En la pista del evento Con la Fuerza del Sol, dos policías trabajan en un caso diferente, donde el principal delito es no seguir a la comparsa.
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Afines del siglo XIX Arthur Conan Doyle dotaba a su insigne personaje Sherlock Holmes de habilidades para tocar el violín, boxear y practicar la apicultura.

El esfuerzo que entonces hacía el escritor por mostrar al detective como un ser complejo, multidimensional, capaz de dirigir una investigación criminal con excelencia, pero al mismo tiempo de incursionar en áreas disímiles con éxito, cobra particular sentido hoy, cuando Arica respira carnaval.

Caporales de corazón

Los subcomisarios de la Policía de Investigaciones de Chile, Rodrigo Araya Campos y Eduardo Miranda Navarro, ambos de dotación de la XV Región Policial Arica y Parinacota, tienen un mismo objetivo en mente por estos días, aunque no relacionado con procedimientos policiales, como acostumbran, sino con su grupo de baile, los "Caporales San Martín", uno de las 63 que este año compiten por el título del Carnaval Andino Con la Fuerza del Sol.

Rodrigo Araya, oriundo de Chañaral, ocupa el puesto de segundo caporal de su agrupación. No es poca cosa. Con 14 años de comparsas en el cuerpo, que comenzaron con la influencia de su esposa cuando estudiaba educación física en la Universidad de Tarapacá, es el segundo líder de un bloque de 400 bailarines de Arica, Iquique, Calama, Antofagasta, Copiapó y Santiago.

Como en años anteriores, en su periplo por las calles de la ciudad estará flanqueado por Naira, su hija de 9 años, "la del medio", quien desde los dos baila también en el carnaval.

El detective establece un paralelo entre el trabajo policial y el baile: "Como en la PDI, en la danza hay personas que cumplen distintas funciones, pero todos vamos hacia un mismo objetivo. El caporal es como el jefe de unidad. Luego, el segundo caporal es el subjefe. Los guías son los jefes de grupo y los bailarines son la unidad en sí misma. Hay una jerarquía, objetivos, luchamos por alcanzar nuestras metas y cuando lo logramos, sentimos la satisfacción del deber cumplido. Acá, todos hacemos el baile".

Eduardo Miranda, nacido en Punta Arenas, entera hoy como bailarín su tercera participación en el evento folclórico andino del norte. Su ubicación en el grupo es más discreta que la de su compañero de armas, dentro de las primeras filas del bloque, pero la disfruta.

No fue fácil al principio. El año 2014, al llegar a Arica, los únicos bailes tradicionales con los que tenía cierta cercanía eran el vals chilote y las danzas argentinas de la Patagonia. "Ser detective y bailarín de caporal son actividades muy distintas, pero ambas requieren generar vínculos con las personas, trabajar en equipo y desarrollar la disciplina. Cuando uno compite, en el fondo, lo hace consigo mismo", asegura.

El rol que cumplen estos detectives en el carnaval ariqueño tiene un sentido especial para la Policía de Investigaciones de Chile. El prefecto inspector Cristian Muñoz, jefe regional de la PDI, manifestó que "la institución valora que los detectives dediquen parte de su tiempo libre a actividades como éstas, que además de promover la vida sana y el contacto con la comunidad, principalmente fomentan la cultura, las tradiciones y el patrimonio de la sociedad en la que ellos se encuentran insertos".

En estos tres días del Carnaval Con la Fuerza del Sol los detectives tienen autorización para reemplazar la solemnidad de sus ternos oscuros por la alegoría de los trajes brillantes. Pronto, el estruendo de las comparsas cesará, las calles de Arica se despejarán y los policías volverán a sus respectivas carpetas investigativas. Más delitos se resolverán en la ciudad, los criminales pagarán y un nuevo paso de baile comenzará a germinar, para el 2018, en las mentes de los oficiales caporales de PDI.