La voz valiente, honesta y controversial de Jorge González se escuchó por última vez en un escenario. A los 52 años, y ante 35 mil personas, el cantautor clave de la música popular chilena dijo adiós en la Cumbre del Rock.

23 meses después de haber sufrido el infarto isquémico cerebeloso que lo mantuvo en riesgo vital, el ex líder de Los Prisioneros interpretó un sombrío setlist que se prolongó por 50 minutos, y que tuvo como puntapié inicial uno de sus últimos sencillos, "Trenes".

González fue presentado a través de un video que recopiló algunas de sus sinceras intervenciones en medios y conciertos, y la multitud le dio la bienvenida coreando su nombre. El oriundo de San Miguel agradeció de inmediato el apoyo que ha recibido en el último tiempo de parte de sus amigos y compañeros de banda, y luego dio paso a un show de casi 50 minutos.

A diferencia de los anteriores eventos en los que tocó tras su accidente vascular, esta vez requirió de menos apoyo en las voces. Sentado en una silla ubicada al medio del escenario, interpretó "Nada es para siempre", "Hombre", "Una noche entera de amor", "Nunca te haría daño" y "Yo no estoy en condiciones".

Posteriormente dio paso a una versión libre de "Knockin' on heaven's door" de Bob Dylan, la cual fusionó con una creación de su autoría, "Cumbia triste". Siguió después con "Brigada de negro", "Mi casa en el árbol" y "Amiga mía".

Recibió premio

Hacia el final del show el ministro de Cultura, Ernesto Ottone, reconoció la trayectoria del artista con el premio Orden al Mérito Pablo Neruda, el cual cede el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

La despedida de González fue cerrada con dos estandartes de Los Prisioneros: "Tren al sur" y "El baile de los que sobran". Una vez terminada su última interpretación, entregó a Álvaro Henríquez el premio Icono del Rock. Posteriormente sus hijos lo acompañaron a recibir el último aplauso del público.