Encontré un texto cuya lectura era obligatoria en nuestra formación profesional como normalistas. El tema de si las tareas debían o no darlas para realizarlas en la casa ya era objeto de debate. En contra, estas razones: la nula o escasa eficacia instructiva, se ejecutaban casi siempre con colaboración ajena no pocas veces desacertada; sobrecarga de trabajo que significaba para los estudiantes ya fatigados por los pasos de estudios que concentraban las dos jornadas escolares; pérdida de tiempo que ocasionaba al profesor su revisión en muchos casos plagadas de errores. Sin embargo, la ejecución de esta labor tenía defensores que estimaban que dicho trabajo estimulaba al alumno en su trabajo individual, iniciativa, esfuerzo y originalidad. En la época, se recomendaba el estudio y los trabajos llevados a cabo en el centro educativo bajo directa supervisión del profesor lo que resultaba más provechoso porque permitía complementar l las clases y enseñar a los estudiantes el arte de estudiar. Un examen sereno del problema apoyado en los resultados de la experimentación pedagógica, que antaño se acostumbraba realizar, señalaban que las tareas para la casa debían proscribirse, bastaba la labor verificada en el aula bajo guía directa del profesor porque a éste corresponde la misión de enseñar a los estudiantes a organizar y reforzar sus hábitos de estudio y afines. Excepcionalmente puede ser invitado a realizar en casa algún quehacer de tipo creador en equipos. Los estudiantes también pueden ejercitar voluntariamente especialmente la lectura en su hogar porque favorece el hábito y ejercitación en el manejo de las técnicas necesarias para la comprensión lectora y así, la madurez suficiente para desarrollar lo que con discreción el docente aconseje. Los tiempos han cambiado, problemas pedagógicos son discutidos por los congresales (¿?) en desmedro de importantes tareas sociales y económicas en beneficio de la comunidad nacional que sí les compete realizar con propiedad. " Dad al César lo que ……."

Dar una clara señal de ser una ciudad limpia se constituye en algo tan importante como lo es hoy en día la presentación personal para alguien que va a solicitar un empleo. Es el rostro que ofrece toda una comunidad y sus autoridades para los visitantes, empresarios e inversionistas y, lo más importante, para la calidad de vida de sus propios habitantes. La tónica debiera ser que todas las ciudades estuvieran sin basura en sus calles. Esto, si todos aplicáramos con rigor lo que aprendimos desde muy pequeños, es decir, mantener el aseo, no botar papeles ni otros desperdicios al suelo, dar un conveniente uso a los receptáculos públicos y, por cierto, respetar los días en que pasan los camiones recolectores por los distintos puntos de nuestra ciudad.

Sin embargo, ocurre que algunos no aplican ciertas normas, otros simplemente no tienen ninguna conciencia de lo que están haciendo al dejar caer un envoltorio de helado o una cáscara de fruta al suelo.

Peor aún, incluso hay quienes con absoluta irresponsabilidad se han dedicado a crear y hacer crecer microbasurales, con resultados tan inciertos como peligrosos, especialmente cuando se registran quemas de estos vertederos, como se ha visto en estos días. Esa es la realidad.

Por ello, es importante no culpar a las autoridades por el estado de suciedad de las calles, sino que conviene hacer un mea culpa y determinar cuál es la responsabilidad propia ante la acumulación de desperdicios en la vía pública o en estos microbasurales.

Resulta fundamental que todos apliquemos estas indicaciones tan simples para hacer de nuestras ciudades sitios más agradables para vivir. Las autoridades tienen su cuota de responsabilidad, pero se enfoca a los procesos de recolección y disposición de la basura, además del aseo y mantención de las calles céntricas, pero su responsabilidad llega hasta donde comienza la de cada ciudadano.

Incluso, hoy con una campaña en marcha que nos llama a todos a ser responsables del aseo de nuestra ciudad, es posible ver la indolencia de muchos habitantes ante el imperativo de salud pública que convoca esta iniciativa.