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Cuando aprender ciencia es un juego para los niños

Investigadores se dedican a impartir talleres en dos establecimientos de la ciudad, acercando la física, química y biología a los más pequeños.
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Cada miércoles, Felipe y Saray más otros 30 alumnos de los dos primeros básicos con los que cuenta el Colegio Andino, esperan ansiosos la llegada de los 'profesores científicos'.

En medio del entorno que propicia el Valle de Azapa, los niños han aprendido que con papel, globos, agua y botellas de plástico, se puede hacer ciencia. O magia, como lo llaman ellos.

La última clase trató de acción, reacción y fuerza. Como los niños tienen entre 6 y 7 años, hablar de las teorías y principios de Newton resulta todo un desafío. Sin embargo, uno de los científicos, les explica que con el solo hecho de aplaudir ya están ocupando la física.

David Laroze es director del laboratorio de modelamiento matemático del Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá y junto a un grupo de físicos de Venezuela, México, Alemania y España decidieron acercar la ciencia a los niños pero de manera sistemática, que a su juicio, es la única manera en que los infantes se motiven.

Este paso a paso en el aprender haciendo, ha llevado a los pequeños estudiantes a inflar un globo sin soplar, utilizando bicarbonato de sodio y vinagre o exponer un papel al fuego sin que este se queme. Todas las experiencias son atentamente supervisadas por los científicos y las profesoras jefes.

Los talleres se realizan una vez a la semana y también se imparten en la escuela República de Israel. Durante 45 minutos, los pequeños son los protagonistas para hacer ciencia.

Magia en el cielo

La clase de este miércoles se realizó fuera del aula. Los jardines del Colegio Andino permiten que los niños puedan sentarse en el pasto mientras los científicos extranjeros explican cuál será el experimento a realizar.

Los físicos llegaron esta vez, con un papelero, una botella con agua y un bombín para inflar globos. La actividad, seguro, será sorprendente.

El venezolano Ronald Rivas fue el encargado de guiar el experimento junto a uno de los estudiantes que se ofreció de voluntario para ayudarlo en la experiencia.

Mientras la botella plástica con agua recibía aire desde el bombín, en un conteo de uno a diez, los pequeños ansiosos, no quitaban la vista del objeto.

- 7, 8, 9...

Y la botella se disparó por los aires, mojando a los niños que aplaudían y gritaban mientras miraban el cielo extasiados. Con estos simples materiales, habían creado un cohete de agua.

- ¡De nuevo! ¡De nuevo!

Gritaban al unísono. A los investigadores no les quedó más que repetir el experimento no solo dos, sino que tres veces más.

"La idea es hacer experimentos simples, utilizando materiales reciclables, fáciles de conseguir para que después puedan reproducir los experimentos en sus casas, con sus familias", explicó Laroze.

Según el investigador, la idea de los laboratorios de modelamiento matemático es ir acompañando a los alumnos en los diferentes niveles de enseñanza básica, de modo que le pierdan el miedo a la ciencia y la vean como cercana, amigable.

"Se termina este año pero nos gustaría continuar el próximo para que los niños se enamoren de la ciencia. Además queremos enseñarles a programar con cubos", puntualizó.

María Eugenia Gallardo, coordinadora de enseñanza básica del colegio, destacó la iniciativa impulsada por el grupo de físicos.

"Los alumnos están llevando a la práctica sus habilidades científicas. De una forma lúdica, están entrando al mundo de la física, química y biología sin que se den cuenta realmente que se están adentrando en estas materias", dijo.

Y es que los experimentos realizados cada miércoles han sido tan diversos, que abarcan otras disciplinas. Como cuando tuvieron la posibilidad de ver equilibrar objetos de diferentes pesos y equilibrar por sí mismos un mecanismo basado en un bajo centro de masa. O como cuando crearon una colección de hojas de árbol, con técnicas de disecado y frotamiento.

"Me gustan los miércoles porque vienen los científicos y nos enseñan cosas entretenidas", comentó Felipe Campusano, uno de los alumnos de primero básico.

Saray Contreras, otra de las estudiantes del Andino, aseguró que los experimentos los repite en casa con sus familiares. "Les cuento lo que hicimos en clases y lo hago de nuevo con mis amigos".

La coordinadora recalcó que cada miércoles es sagrado para los niños que esperan ansiosos la llegada de los profesionales.

"Le han tomado el gusto a experimentar no solo en laboratorios cerrados, también al aire libre y pueden hacerlo con materiales muy simples".

Mientras los niños se desordenan a la espera de la siguiente aventura, el grupo de investigadores logra llamar su atención nuevamente.

- ¿Alguien sabe lo que es la fuerza?

Y todos levantan la mano...seguro sus infantiles conocimientos no pueden explicar con palabras el concepto, pero la experiencia ya la tienen.