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Dos generaciones de "profes" cuentan sus experiencias en el aula

A propósito del Día del Profesor, vimos cómo viven la profesión los nuevos y aquellos con más años de ejercicio.
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Ambos concuerdan en que el Liceo Artístico Doctor Juan Noé es su casa. Los dos comenzaron su carrera docente en este establecimiento educativo, uno hace 38 años , el otro, solo hace cuatro.

Ser profesor es un acto de generosidad y por qué no decirlo, de amor. Y es que para ser 'profe' hay que tener verdadera vocación de servicio.

No se ejerce esta profesión de lunes a viernes ni de marzo a diciembre. Se es docente todos los días de la semana y durante todo el año. Bien lo saben Luis Palacios, profesor de música y Claudio Zubieta, profesor de matemáticas del liceo municipal.

Luis tiene 63 años y le quedan dos para dejar las aulas. Aparte de ejercer su labor docente está a cargo de la orquesta Caravan del Artístico.

Cuenta que su amor por la música lo impulsó a seguir la pedagogía ya que soñaba con transmitir lo que él aprendió en 'la universidad de la vida', como la llama.

"Empecé de niño con la música y mi sueño fue siempre entregar a otros lo maravilloso que es este arte. Mis conocimientos en música fueron autodidactas, entonces siempre quise estar ligado a mi pasión que es la música y por supuesto, enseñarla".

Cuatro generaciones han tenido la posibilidad de aprender de él. "Los niños de hoy no son como los de antes. Tienen otra visión, son más motivados y despiertos", reconoce. Por otro lado, dice que los estudiantes hoy son más 'aperrados'.

"Cuando nos tocó la remodelación del liceo estuvimos de paso por varios otros establecimientos que nos acogieron. Ahí hacer los talleres era una odisea y terminábamos tocando muchas veces en la cancha o a la salida del baño. Pero los estudiantes no se hacían problema, sabían que era algo transitorio".

A italia y los cruceros

Luis recuerda orgulloso cuando participó en un programa de Canal 13 con la orquesta Caravan.

"Parte de ser maestro también me ha permitido conocer a mucha gente y recorrer distintos lugares con mis alumnos. En el año 2000 estuvimos en el programa 'Bravo bravissimo', que nos permitió después viajar a Italia", recuerda.

La misma orquesta- que hasta el día de hoy dirige- le ha permitido conocer cruceros junto a sus alumnos. "Cuando recalan en Arica nos solicitan que subamos a interpretar algunas piezas musicales a los pasajeros", cuenta sonriendo.

De aspecto bonachón, el profe Luis se reconoce estricto con sus niños. Pero también cariñoso y asume que lo que más extrañará cuando jubile son las travesuras, las risas, las preguntas y las ganas de superarse de quienes fueron sus alumnos.

"Amo lo que hago, tanto así que no tengo algún tipo de recuerdo ingrato. Si me jubilara mañana, me iría feliz".

En honor a carmen

El profesor Claudio tiene 27 años. Egresó hace poco de pedagogía en matemáticas, ciencia que siempre lo cautivó.

"Recuerdo que en la Escuela América, donde estudié, tenía una profesora... Carmen, se llamaba. Yo vi en ella algo que me motivó a ser profesor cuando recién estaba en sexto básico. Ella me marcó, amé las matemáticas, no me perdía sus clases y nunca las dejé", confiesa.

Claudio cuenta que ejercer en la sala de clases, con cerca de 40 alumnos por curso, resultó ser el desafío que él siempre imaginó.

"Nunca me imaginé sí, que sería un trabajo tan agotador. Creo que el tiempo me ha dado nuevas habilidades y poco a poco he aprendido a manejar las horas libres con las que debo ocupar para planificar, preparar clases o corregir pruebas".

Claudio confiesa que el mayor reto de hacer clases es tener que adaptar contenidos a estudiantes que son muy distintos entre sí, con capacidades y habilidades diversas.

"Yo quiero que todos aprendan y no odien las matemáticas, entonces tengo que darme el tiempo de buscar la mejor estrategia para que puedan comprender mejor los contenidos".

- El ser joven ¿es una ventaja o desventaja a la hora de enseñar?

Para mí es una ventaja. No tengo hijos, así que puedo dedicar bastante tiempo a mi profesión y a mis alumnos, cosa que quizás no podría si tuviera familia. Mi pareja entiende mis tiempos y lo ocupado que suelo estar. Tal vez muchos no entienden lo ocupada que es la vida del profe.

Para este joven profesional lo más gratificante de la profesión es el cariño que los niños le entregan. "Cuando te dicen 'con usted es primera vez que entiendo' o 'profesor, me encantó su clase', uno se siente lleno y motivado a continuar con la pega. No hay dinero que compense esto", finalizó.