Tradición y religión
La discusión sobre alusiones o ceremonias religiosas en actos propios del Estado, ha ido ganando espacios en la sociedad. Ahora no sólo se trata de personajes políticos quienes debaten y analizan este hecho, sino que también académicos, historiadores y la comunidad en general.
Todo nace a partir del planteamiento presentado por el Partido Comunista, que busca eliminar la frase "En el nombre de Dios" con la que se abre cada sesión de la Cámara de Diputados. Según la diputada Camila Vallejos, quien lidera la iniciativa, "no fuimos elegidos para legislar en nombre de Dios, sino por nuestros principios".
El texto del proyecto plantea "una corrección al anacronismo en que incurre este Poder del Estado, por cuanto es precisamente una inconstitucionalidad invocar a Dios al inicio de cada sesión de la Cámara". Frente a eso, se propone que las sesiones sean abiertas "En el nombre del pueblo".
Y es que según explicaba el texto "Ningún Poder del Estado debe actuar en conformidad a un credo religioso determinado, en desmedro de otros". En el fondo, se plantea que Chile es un estado laico y que, como tal, las alusiones religiosas podrían no representar el universo del pensamiento nacional.
Lo cierto es que Chile, aun siendo un estado Laico, mantiene una serie de tradiciones que lo relacionan casi paradójicamente con la religión o lo espiritual. Los ministros y otras autoridades "juran" cumplir con su deber. Los aniversarios patrios incluyen ceremonias religiosas, en recintos religiosos, y a eso, se une el tema que hoy cuestiona el Partido Comunista. Sin embargo, también a estas alturas es difícil determinar hasta qué punto este tipo de actos y dichos reflejen que la religión sigue estando tan unida al Estado como en algún momento llegó a ser. Especialmente en las últimas décadas, el país ha propuesto y legislado proyectos en los que no han sido los principios religiosos los que se han impuesto.
Al final, los hechos paren mostrar que más que una cuestión de religión o principios, se trata de una tradición republicana, antigua, para algunos anacrónica, pero tradición al fin y al cabo.