Una esperanza olvidada
Hace seis años, un 22 de agosto de 2010, el país se estremecía, se sorprendía y se alegraba al saber de la suerte de 33 mineros que estaban atrapados en la Mina San José en la región de Atacama. Fue cuando apareció atado a la broca de una sonda de perforación, el mensaje que decía "Estamos bien en el refugio los 33", el mejor testimonio de que los trabajadores estaban vivos.
Fue el punto de inflexión para una historia que comenzó el 5 de agosto cuando ocurrió el derrumbe en el yacimiento. Pasaron 17 días en los que la incertidumbre se iba apoderando no sólo de los familiares, sino que de todo un país. Sin embargo, el mensaje y luego las imágenes de los mineros vivos, cambio el curso de los hechos, para convertirlos en una noticia que terminaría estremeciendo al planeta.
Seis años han pasado, tiempo en el que el recuerdo del "papelito" que dio la vuelta al mundo, se ha ido diluyendo. Pareciera que el fondo de la historia también. La película de Patricia Riggen "Los 33" estrenada también hace un año, terminó por generar casi tanta discusión, como reconocimientos, probablemente los últimos más sentidos por esta gesta de vida y sus protagonistas.
Mientras, en el mundo real, la Fundación que surgiría a partir de esta historia de vida también se perdió en los intentos. Peor aún, el país no supo capitalizar el significado que había detrás de una historia de vida que a todas luces, se quedó anclada al papel con el mensaje de los mineros vivos, mensaje cuyo uso y abuso comenzó con memes y terminó hasta generando rechazo y hastío.
La epopeya de los 33 de Atacama terminó siendo recordad más como un ejemplo de lo que no se debe hacer, de los errores, de egoísmos, de problemas judiciales. Ya poco y nada se habla de la entereza, la fe, el esfuerzo y la creatividad para vivir y sobrevivir.
Especialmente en tiempos en los que la esperanza, los acuerdos y la perseverancia son tan importantes, la historia de los 33 mineros de Atacama podría ser un caso digno de analizar, de recordar y hasta de homenajear.
Pero hoy todo aquello es parte de un pasado, de una circunstancia, de un recuerdo del que poco hemos sabido aprovechar.