Cuestión de sabor y salud
Marraqueta, pan francés o pan batido, tres denominaciones para un alimento en común: el tradicional pan corriente que hoy se encuentra en el ojo del Ministerio de Salud, debido a su contenido de sodio. Desde 2009 la industria del pan se ha adherido de forma voluntaria a las recomendaciones que ha entregado el Ministerio de Salud y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de disminuir la cantidad de sal en sus productos, para llegar a un 50% menos.
Sin embargo, la recomendación ha encontrado obstáculos en la marraqueta, debido a las particulares condiciones y aportes que haría el sodio para que ese pan fuera precisamente el que todos conocemos. Industriales hablan de su presencia fundamental para que el pan batido tenga la consistencia, crocancia y fermentación que tradicionalmente se le conocen. De ahí que cuando se habló de reducir su contenido de sodio a través de la sal, aparecieron voces que de inmediato manifestaron que este tipo de pan dejaría de ser el que conocemos.
Más allá de los gustos, la reducción del sodio en nuestra alimentación es fundamental para combatir enfermedades graves, principalmente la hipertensión, que es la causa base para una serie de trastornos vasculares y cardiacos, además de los problemas renales asociados al alto consumo de este elemento.
Para algunos, las personas deben ser capaces de decidir qué y cuánto comer. Está dentro de las libertades individuales. Sin embargo, también es cierto que tanto organismos internacionales como la OMS y en Chile, el Estado a través del Ministerio de Salud, han reforzado en los últimos años su atención respecto a los estilos de vida de la población, debido a los altos índices de sobrepeso y obesidad.
A eso se suma el aumento de casos, precisamente, de hipertensión. Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud de 2015 daban a conocer que en Chile el 26,9% de la población tiene hipertensión. Es una enfermedad silenciosa; solo el 65% está diagnosticado y el 37% está en tratamiento.
Nos encontramos frente a un problema que requiere de una visión profunda que busca soluciones que partan por la salud y luego, por supuesto, que atiendan la tradición de la marraqueta.