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Huérfanos digitales

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Que un adolescente haga uso de los distintos recursos tecnológicos y redes sociales muestra un comportamiento totalmente normal en cuanto que para ellos hoy es su "ambiente natural". Prácticamente no reviste mayor preocupación cuando su uso es parte de la dinámica cotidiana sin interferir en parte de ella, como el desarrollo de actividades de tiempo libre, compartir con la familia, amigos, entre otras.

Sin embargo, hay claves que nos sirven como padres para detectar alteración de lo deseable en esta dinámica, por lo que debemos estar alertas si constatamos que existe una excesiva dependencia del uso de las tecnologías y de las redes sociales. Esto, puede manifestarse en las siguientes situaciones: cuando invierten tiempos muy altos en estar conectados, llegando incluso a privarse de las horas de descanso recomendadas para un adolescente; descuidar otras actividades importantes, como el contacto con la familia, amigos, sus estudios, centrando el ocio solo a estar conectados; fijar como foco de atención estar en la red, llegando a observar irritabilidad cuando no se pueden conectar o cuando la conexión es lenta o falla.

Otras señales de alarma se observan cuando existe conciencia del problema y se intentan regular pero no lo consiguen, llegando incluso a perder la noción del tiempo en que pasan conectados. Mentir sobre el tiempo real que están conectados ya sea a la red o en los videojuegos, aislamiento social, mostrar irritabilidad o bajar su rendimiento académico. Como padres debemos estar atento, ya que podrían estar configurando el perfil de una posible adicción a las redes sociales o a Internet.

Eduardo Parra Zambrano

Facultad de Educación Unab

Exceso de bultos

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Muchas veces me ha tocado observar los "tira y afloja" entre pasajeros y auxiliares de los buses, por la cantidad o el volumen de algunos bultos. Si bien las empresas tienen su reglas al respecto, el pasajero desea que sus bultos se vayan sí o sí. Ante la presión , el auxiliar ve la posibilidad de ganarse unos pesitos extras. Esta situación no tendría nada de malo, hasta podríamos decir que es normal. El problema comienza, cuando el auxiliar se va al " cerdo" y quiere salvarse cobrando más de la cuenta. El usuario con el fin embarcarse con todas su pertenencias, y no pagar, todos los bultos que no caben en la bodega, los mete debajo de los asientos o se apodera de las parrillas en el interior del bus. Resultado final el resto de los pasajeros paga"el pato".

Jorge Valenzuela Araya