Un día que difícilmente olvidará. Tomás González vivió de todo el sábado en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
El inicio no fue nada de bueno. Todo lo contrario. Rabia, impotencia, frustración y pena. Todo en una sola pasada por la prueba de suelo.
El mejor gimnasta chileno de la historia se había preparado hace mucho tiempo con su rutina de 6,8 de exigencia.
Todo para cobrarse revancha y conseguir la medalla que por un sólo puesto le fue esquiva en Londres 2012.
Incluso anunció que se enfocaría casi en su totalidad a suelo. Y que sí se decidía, se atrevía al salto. Lo que pasó el sábado quiso decir que se invirtieran los papeles. Cara de felicidad, se sentía ganador. Terminó su rutina de suelo y miró a su entrenador Antonio Espejo. Los dos estaban conformes. Saluda a la cámara oficial, es felicitado por otros competidores y se queda de pie esperando su resultado.
"Si saco sobre 15,300 no competiré en salto". Ese era su aviso. Se desmoronó todo. 15,066 puntos. Fin a la ilusión, aunque aún quedaban tres subdivisiones más.
No lo podía creer. La duda se sembró en todos. ¿Competirá en salto? ¿Habrá quedado tan "caliente" como para seguir? Pasaron las horas. Dos en total. Y sí. Sí a todo. Apareció con el número 115 en su espalda y dijo vamos.
Se echó magnesia en las manos. Aplaudió y sacó lo mejor de sí. Dos saltos que le dieron 15,149 de promedio. Puntaje que podría alcanzarle para la final. Pero seguía enojado. "Fue un robo. Los jueces son comprados con regalos. Se favoreció a Brasil. Siempre pasa". Esas duras acusaciones revelaron cómo se sentía.
Simona y su llanto
Mientras que ayer Simona Castro explotó en llanto una vez finalizada su participación en el All Around de la gimnasia en los JJ.OO. de Rio.
La carta nacional quedó visiblemente afectada y según sus propias palabras sintió que quedó fuera de la final. "Fallé en el momento menos esperado, me confié y traté de improvisar. Fallé en algo muy básico al final del suelo", contó sollozando.
La chilena señala que su error fue "por improvisar, por ambiciosa. Y al final me confié. Mi mamá (Isabel Lazo, su entrenadora), me djjo que no debí confiarme". Consultada por si apoyaba las duras críticas realizadas por Tomás González contra los jueces, Castro se desmarcó y dijo que "los jueces son sancionados, la gimnasia es recta". La actuación de la chilena fue evaluada con 51,399 en total.