A pesar de vivir 64 años lejos, su amor por Arica traspasó la muerte
Cuatro generaciones despidieron a ariqueña que vivió hasta hace tres días en Lima.
A pesar de haber vivido más de 60 años en Lima, la ariqueña Amelia Vargas Pulgar tuvo como último deseo antes de morir, el ser cremada para que esparcieran sus cenizas en el Morro. Así fue, como en una ceremonia donde se reunieron familiares de Perú, Chile y Estados Unidos, cuatro generaciones despidieron a una de las primeras mujeres que trabajó en una ventanilla de banco en Lima, por allá por la década del '50.
Su hermana, hijos, nietos, bisnietos y sobrinos, le dieron el último adiós a Amelia y destacaron la unión trifronteriza de Chile, Perú y Bolivia ya que por las venas de esta familia, corre sangre de los tres países.
Alejandrina Vargas, la hermana mayor se fue primero a Lima y luego de dos años se llevó a su hermana Amelia, cuando tenía 20 años, pero a pesar de encontrar trabajo en un lugar dónde no podrían en Arica, siempre volvieron a su tierra en vacaciones y junto a todos sus hijos y luego nietos. "Arica es todo para nosotros", dijo entre llantos a sus 90 años.
Ambas hermanas fueron ex alumnas del Liceo Comercial, lo cual fue un plus en cuanto preparación en esos años.
Dante Alfaro, sobrino de Amelia quien ofició la ceremonia, dijo que en estas circunstancias "la frontera no interesa, porque interesa la vibración del corazón y sanar heridas de desencuentro de estas tres naciones", refiriéndose a Bolivia porque la madre de Amelia era cochabambina, Chile por Amelia y Perú por que su esposo e hijos nacieron allá.
Percy Luis Alfaro Vargas, hijo de Amelia, dijo que su madre siempre lo trajo de vacaciones para Arica y nunca se perdió el vínculo, "nuestra familia es muestra de que es posible la integración". Tanto nietos como sobrinos recordaron que Amelia siempre celebró el 18 de Septiembre en Lima con asados, vino y empanadas.
Lorena Alfaro Vargas dijo que al esparcir las cenizas en el Morro su mamá "encontró su libertad".