Cuando el deporte se convierte en una voz desde el silencio
El judoca cinturón negro Juan Tapia se comunica con lenguaje de seña por una discapacidad de nacimiento, sin embargo con perseverancia y ganas de luchar logró pasar los obstáculos que le puso la vida.
Juan Tapia Choque tiene 22 años y es sordo mudo de nacimiento. Tiene una hermana melliza, pero ella nació oyente.
Junto a su polola de hace más de un año accedió a esta entrevista donde contó la historia de su vida y el camino que ha tenido que recorrer para que hoy pueda ser uno de los profesores más conocidos del deporte que practica.
Mientras utiliza sus manos para hablar con señas y su polola ( María) interpreta sus palabras. Cuenta que desde los 9 años hace judo, actualmente es cinturón negro y enseña la disciplina a otros jóvenes en Arica.
Según contó, en un inicio no fue fácil su vida y desarrollo académico, sin embargo su mamá al ver que no lograba muchos avances académicos (no sabia leer ni escribir, solo comunicarse con señas) tomó la decisión de inscribirlo en otro colegio, donde asistía junto a tutoras para poder avanzar en las materia.
"Al principio no fue fácil, mis compañeros no sabían que yo no era oyente, pensaban que solamente no me relacionaba, pero después se dieron cuenta que no escuchaba ni hablaba", dijo Tapia.
De igual forma contó que con el tiempo lograron desarrollar códigos de lenguaje entre sus compañeros, donde entre ellos mismos se avisaban cuando tocaban los timbres de recreo, horarios de ir al baño, entre otras cosas. Así logró avanzar en su parte académica y concluyó sus estudios básicos y medios.
Explica que desde que inició en el judo, su personalidad se fue desarrollando, a pesar de que en un principio no quería. "Yo sólo venía a mirar a mi hermana, pero después me entusiasmé y comencé a prácticar. Al principio asistía a dos academiasY practicaba mas de 3 horas diarias; me costó, pero luego se me hizo fácil, todo gracias a la práctica", cuenta, mientras su polola interpreta cada una de sus señas.
Campeonatos
Su primer campeonato fue difícil. Según Juan no sabían que era no oyente, por lo que sólo esperaba que le tocara su turno, para que los otros lo miraran y él entendiera.
"A mi primer torneo fui solo, no sabían que era sordomudo, sólo esperaba sentado mi turno. Ya recién a los día, los otros competidores se dieron cuenta de lo mío".
Luego de su primera experiencia, Juan siguió compitiendo y asistiendo a los campeonatos con su hermana, quien domina a la perfección el lenguaje de señas.
Actualmente él es cinturón negro en la disciplina de judo y pese a los obstáculos del inicio de su carrera deportiva, hoy enseña a otros menores y jóvenes la disciplina. Asimismo, dice que el lenguaje no ha sido un impedimento para desarrollarse ni en su vida cotidiana, ni en el área deportiva.
La clave
Según el deportista, la clave del éxito es la constancia y la rigurosidad. Para él nada es imposible y asegura que es cuestión de mentalidad. Agradece y cree que si su madre no hubiera tomado la decisión de cambiarlo de una escuela especial a una tradicional y hacer usos de tutoras, no estaría ni sería la persona que es.
"Mi consejo para los niños que están en una situación similar a la mía es que no se cansen, no se preocupen si la gente o los otros niños se ríen o burlan, no esperen que la gente sin alguna dificultad o discapacidad, se ponga en su lugar, porque no sucederá. La gente no hace un esfuerzo por ponerse en el lugar del otro, somos nosotros los que debemos adaptarnos a ello", concluye.
Actualmente Juan logró titularse como Técnico en Deporte y Recreación, en el cual espera desarrollarse a través del mismo deporte que practica, lo que hasta ahora le ha ayudado a ser quien es.