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Una madre que decidió adoptar sobre toda condición

La historia de un niño traído ilegal a Chile y obligado a realizar trabajos forzados, decide escapar de sus padres encontrando un segundo hogar, donde una madre guardadora llenó de esperanza el futuro del menor.
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Era agosto del 2010 y a la parcela de Rosa Peña, ubicada en el kilómetro 18 de Lluta, llegó un vecino junto a un menor de 9 años, quien aseguraba no quería volver a casa. Así comenzó la historia de Jesús, un menor que había sido traído a los 9 años desde su país natal , Bolivia, por unos padres adoptivos de la misma nacionalidad, quienes cruzaron la frontera junto al menor a pie durante siete días y siete noches, tal como él comenta y recuerda.

Según comentó Rosa, su actual madre, la historia del niño es conocida en todo el valle de Lluta, pues antes de que llegara a su cuidado el trato que el menor recibió por parte de sus padres adoptivos de Bolivia no fue el mejor.

"Aquí todos conocen la historia de él. Cuando se escapó de su casa y llegó aquí, todos pensamos que vendrían a buscarlo, pero no fue así. Él no quería regresar a su casa", afirmó la madre tutora. Al día siguiente de su llegada, ella intentó comunicarse con el niño y preguntarle qué sucedía, sin embargo tal como contó Jesús, no se lograba comunicar demasiado. "Jesús llegó a la casa sin saber qué era una leche con Milo, con sus pies llenos de llagas, porque el calzado que tenía era unos números mayores al de él. Yo fui temprano a comprarle ropa y luego lo llevé a la subcomisaría de aquí , donde habían puesto desde el colegio un aviso por desaparición del menor", contó.

Ahí fue cuando se dieron cuenta de la situación del menor y se levantaron cargos hacia los padres del niño. A su vez, Rosa siguió el rastro de Jesús y logró el cuidado personal del menor mientras duraba el juicio.

"Yo le dije a los carabineros ¿qué pasará con el niño? y ellos me respondieron que pasaba a cuidados del Sename, que me regresara a casa, que hasta ahí lo hecho era suficiente, pero yo no me quedé tranquila, me preocupé por el niño, pensé que no merecía lo que le estaba pasando y averigüé dónde estaba, hasta que a través del juzgado pude conseguir el cuidado personal", contó la madre con voz emotiva, como si mientras relataba la historia el momento se volviera a revivir.

Una misión

Rosa Peña define la historia con Jesús como una misión que debe cumplir. Está convencida que la vida le ha puesto en el camino del menor por algo y es que no es la primera vez que ella adopta un menor sin ver condiciones ni distinción social. Antes había adoptado a su tercer hijo quien actualmente, según comentó, ya ha hecho su vida independiente y trabaja.

Tal como ella misma lo define, la responsabilidad social es un sentimiento que le nace sobre todo con los niños. Con la historia de Jesús conoció el Servicio Nacional de Menores (Sename) , quienes a su juicio le ayudaron de sobre manera en el proceso de mantener a su hijo junto a ella.

"Yo con esta situación conocí al Sename y sus redes, ahí decidí ser madre guardadora, he tenido varios pequeños en mi hogar también por ese motivo, pero con Jesús estamos en un proceso para tener la tuición permanente", contó. Asimismo, afirmó que la ayuda de los vecinos y carabineros ha sido fundamental en proceso.

Planes a futuro

Para Rosa Peña, el futuro junto a su hijo lo espera con ansias. Admite que uno de sus compromisos con el menor es que cuando cumpla su mayoría de edad lo llevará a conocer a sus padres biológicos, porque para ella aunque él conozca su historia es necesario que se reencuentre con sus padres biológicos y reconstruya algunos espacios de su vida que actualmente no recuerda o simplemente no tiene claridad.

"En cuatro años más Jesús cumple su mayoría de edad y yo le he prometido que lo llevaré a su país natal, a la ciudad donde nació para que conozca a sus padres biológicos, ahí una vez tenga su mayoría de edad él podrá decidir si quiere seguir su vida en Chile o en Bolivia", contó.

Actualmente Rosa se encuentra en el proceso de adopción del menor y agradece el apoyo fundamental que ha tenido de todas las redes sociales, vecinos y carabineros, aunque admite que lo complicado es poder contar con un abogado que tome su causa y pueda acelerar los procesos para que finalmente Jesús pueda permanecer en el país sin tener que renovar la visa de estudiante que cada tres meses debe tramitar.