Lo que nos enseña La Roja
Chile entero celebra aún el logro de la Selección, que en forma inédita ganó su segunda copa interamericana consecutiva.
Esos chicos nos han dado un ejemplo y también varias lecciones de vida.
Repasemos aquí algunas de ellas.
Cuando fallas la mayoría te critica y se aleja, pero cuando triunfas todos te alaban y te abrazan. Es cosa de recordar lo que pasaba hace tan solo un mes, cuando Chile caía ante México y Jamaica, en los amistosos previos a la Copa Centenario.
El trabajo serio acompañado de talento casi siempre rinde frutos.
Pese a las críticas descarnadas, estos muchachos no se desesperaron y siguieron adelante, corrigiendo las fallas y puliendo sus fortalezas. Así, fueron de menos a más, tomándole el pulso a los rivales y haciendo funcionar el esquema planteado por Pizzi.
Se puede perder una batalla pero al final igual ganar la guerra.
Claudio Bravo dio un gran ejemplo de ello. Comenzó este campeonato recibiendo críticas feroces. Incluso fue caricaturizado en ofensivos memes, de internautas que olvidaban por completo la difícil situación familiar de la que venía saliendo el capitán de la selección.
Sin embargo, no se dejó amilanar, demostró una resiliencia admirable y terminó siendo clave para alcanzar la copa.
Todo el esfuerzo y todo el talento no asegura el triunfo, a veces se requiere también una pizca de suerte.
Un balón impulsado a un promedio de 60 kilómetros por hora tarda 9 décimas de segundo en recorrer el espacio entre el punto penal y el imaginario plano que delimita el área entre los tres palos. Y hay disparos más potentes.
El portero debe tomar una decisión antes que el ejecutante golpee la pelota, tratando de adivinar sus intenciones y así, hace una apuesta, un acto de fe.
Aunque quien patea sea dueño de la iniciativa y tenga la situación a su favor, siempre hay un pequeña posibilidad de que lo traicionen los nervios o el arquero tenga la fortuna de poner su humanidad junto en la trayectoria de su disparo.
A veces, ni ser el mejor del mundo asegura acertar.