Este 19 de junio, al amparo de la ley N° 20.640, se estrenan "las elecciones primarias" pro municipales -legales, ¡Pagadas por el Estado!-, y no obstante contar Chile con 346 comunas, sólo en 93 de ellas van a realizarse. En algunas comunas, como la de Santiago, ¿Haría primarias convencionales? ¿Cuánto le costaría hacerlas? ¿De dónde provendrían esos recursos?
¿Es esto otra bofetada que nuestra auto-desprestigiada clase política le da a la mandante señora Juanita, negándole su "participación directa" en la elección de sus candidatos a alcaldes, sean a re-elección o nuevos aspirantes a? En las 253 comunas restantes, para las elecciones de octubre próximo, los candidatos, ¿Seguirán siendo nominados entre cuatro paredes por los partidos políticos? ¿En cuántas habrá "omisiones" para favorecer la elección del candidato de un partido en particular, sea militante o "independiente", pero con arrastre popular, como algunos dirigentes sociales movedores de masas y/o farandúlicos televisivos, pintosos, carismáticos, "choros", cien por ciento naturales, y con educación media completa, acreditable oportunamente, aunque tengan cero conocimiento de nuestra legislación, y de cultura general, mejor ni hablar? Los partidos políticos, ¿Están cumpliendo con la contribución a la "formación política" y cívica de la ciudadanía y "de sus afiliados" que les impone la ley N° 18.603 -orgánica constitucional-, y N° 20.915 -que fortalece el carácter público y democrático de los partidos políticos y facilita su modernización-? ¿Lo hacen por un período razonablemente aceptable, de meses, o les hacen una "capacitación 'express'"? Los afiliados y/o independientes pro, ¿Están recibiendo capacitación, formación política e información para el ejercicio de sus derechos políticos, y así estar en "óptimas" condiciones "para asumir responsabilidades públicas", sea de elección popular o político-administrativas?
Atentamente,
Designaciones
Se hace impostergable el estudiar nuevos protocolos para las designaciones de nuestros representantes en el extranjero, ya sean embajadores, agregados culturales, etcétera, los últimos hechos conocidos lo ameritan, se debe privilegiar la carrera diplomática de quienes se preparan para cumplir estas funciones, para que de una vez por todas se termine con la designación de personas en estos importantes cargos internacionales para nuestra patria como verdaderos premios de consuelo al no fructificar sus postulaciones parlamentarias ó de agradecimiento por servicios prestados a determinadas causas políticas.
Jorge Saavedra Moena
Luis Enrique Soler Milla