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El cura futbolista se juega el partido más importante de su vida fuera de la cancha

A los 34 años de edad, Chase Hilgenbrinck volvió a Talcahuano para agradecer, bendecir y oficiar misa.
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Del estadio El Morro, el mismo donde jugó Pelé, al púlpito, y en un proceso que duró varios años. Ese cambio tan radical fue el que el norteamericano Chase Hilgenbrinck (34 años de edad) concretó en su vida cuando en 2014 fue ordenado sacerdote católico en su país natal: Estados Unidos.

La mutación la comenzó a vivir en su paso por el equipo de Talcahuano, Naval, donde en 2005 se convirtió en el primer extranjero de la historia en vestir la albiazul.

el llamado de Dios

Por esos días, y en una de sus numerosas visitas a la Parroquia La Asunción, dependiente del liceo del mismo nombre y que tiene la particularidad de ser la entidad educacional católica más grande de Chile, el entonces lateral izquierdo que en 2004 llegó a probarse a Huachipato, escuchó el llamado de Dios.

A ella regresó a inicios de este mes para agradecer tal llamado, compartir con los feligreses y relatar y compartir su experiencia de vida.

Se trató de su segunda visita al país. La primera la hizo el 2010, tras el terremoto y tsunami del 27F, aún como estudiante del Seminario Santa María de Emmitsburg, Maryland, al que ingresó a mediados de 2008 para estudiar dos años de filosofía y cuatro de teología.

"Recuerdo que en la cancha la pasaba muy bien. Era feliz. Sin embargo, fuera de ella mis compañeros navalinos sufrían problemas económicos (a causa del no pago de sueldos). No tenían dinero ni para comprar pan. No entendía cómo era el fútbol aquí, por qué pasaba eso", señaló Hilgenbrinck, quien acotó que "les regalaba mi sueldo, e incluso me comunicaba con mi abuelo y padre en Estados Unidos para que me enviaran dinero, también para repartirlo en el plantel".

Esas carencias económicas que vio, lo acercaron más a la religión. Pero no fue lo único.

"Estar tan lejos de mi hogar fue otro factor que me hizo asistir con mayor regularidad a la parroquia. Era mi refugio", indica.

Luego acota que "papá desde niño me conversaba de la fe cristiana, de un Dios que hablaba, pero aunque lo conocía y amaba", no sabía entenderlo".

"En ese 2005 vivía una especie de contradicción: por un lado estaba cumpliendo mi sueño de ser futbolista profesional, pero por otro no encontraba paz, paz espiritual, paz en el corazón", asegura quien por entonces no alojaba en pensión o en departamento para sí solo, sino en el hogar de la familia de Roberto Rojas, dirigente acerero que lo acogió en cuanto arribó al país.

paz espiritual

"Era en la parroquia donde encontraba la paz. Allí, estando solo con Dios, él me llamó al sacerdocio. No era mi plan, de hecho, cambiar mi estilo de vida me causaba temor, pero entendí que si no hacía su voluntad, jamás encontraría lo que buscaba", expresa.

Luego, agrega que "el Supremo me hizo entender que el fútbol no es vida para siempre. La palabra divina, en cambio, si lo es".

Aunque ese mismo 2005 decide que lo suyo era el sacerdocio, "El Gringo" opta por permanecer otras dos temporadas en Chile.

Lo hizo jugando el 2006 y 2007 por Ñublense de Chillán, logrando, a fines de la primera temporada, ascender de Primera B a la A.

"En Ñublense fue donde conocí la felicidad deportiva plena, anotando incluso algunos goles. Y aún así no encontraba la tranquilidad interior", enfatiza.

Por eso, a fines de 2007 partió de vuelta a Estados Unidos, alargando su vínculo con la pelota hasta el término del primer semestre de 2008, período en que jugó por New England Revolution, equipo de la ciudad de Boston, Massachusetts, que compite en la Conferencia Este de la Major League Soccer.

Allí, el 14 de julio anunció que se retiraba de la actividad, y que ingresaba al Seminario Santa María de Emmitsburg.

"Era tiempo de que empezara a cumplir con la meta que Dios tenía para mí: llegar al cielo. Es una meta que tenemos todos los que creemos en Jesucristo", indica quien con su cambio de vida ha sorprendido a más de una de las amistades que se granjeó cuando entrenaba en Talcahuano.

"Sé que para algunos este paso de jugador a sacerdote puede parecer chocante, pues es algo atípico. A ellos les comento que la existencia es cambio, es la búsqueda de tú lugar en el mundo. El mío está aquí, en la fe", destaca Chase.

latinoamericano

Y a quienes le consultan por la polola que tuvo en Talcahuano hasta que retornó a Estados Unidos, les responde que "su familia fue mi familia en la zona, pero la tuve que dejar para seguir la voluntad del Señor".

"Sé que está bien. Rezo por ella, y sé que ella reza también por mí", dijo quien desarrolla su acción pastoral en dos parroquias de Moline, Illinois, que es capellán de un colegio católico, y que ve casi imposible que en algún momento lo envíen a la zona a predicar la Palabra.

"Me debo a una diócesis, lo que significa que voy al lugar al que me envíe mi obispo", explica el ex jugador, quien, gracias a un español perfecto, desarrolla su acción pastoral "al interior de la comunidad latina, en especial la mexicana, que es muy numerosa".

"A esos latinos les entrego el mismo amor que ustedes me dieron cuando estuve aquí como futbolista, y a través de ellos también los estoy recordando siempre", asevera quien tras nueve días de visita a la Región del Bío Bío, regresó a Estados Unidos junto a Mike, su papá.

"Yo estaba feliz cuando mi hijo decidió ser futbolista, y lo fui aún más cuando entró al sacerdocio. Está cumpliendo con el llamado de Dios", manifiesta Mike, quien adicionó que lo mismo piensan su esposa Kim y Blaise, su hijo mayor.

estadio nuevo

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Lo cambiado que está el estadio El Morro de Talcahuano fue una de las sorpresas que más impresionó a Chase durante su visita a la ciudad puerto. "Desde el punto de vista cristiano, el estadio supo lo que es la resurrección, pues el terremoto y tsunami del 2010 lo mataron", indicó el ex navalino, quien añadió que "gracias a su remodelación, está hermoso". "El 2005 (año en que defendió al Ancla en Primera B) me hubiera gustado jugar de local en un lugar así". Parado sobre el pasto sintético del recinto, luego de jugar y dominar varios minutos el balón, y claramente emocionado, el ex futbolista recordó que "aquí debuté profesionalmente (sábado 26 de febrero, ante casi cuatro mil personas), y lo hice bastante bien, pues ganamos 4-0 a Fernández Vial."