Nuevo reclamo boliviano
En medio de una polémica de índole personal, el Presidente de Bolivia, Evo Morales, volvió a escribir un nuevo capítulo en la historia de afirmaciones, declaraciones y respuestas que últimamente han revestido la demanda marítima del vecino país, demanda de la cual se ha hecho carga de manera activa. En esta oportunidad, el Mandatario acusó a Chile de haber instalado una base militar a 15 kilómetros de la frontera con Bolivia, cerca del sector del Silala, considerando este hecho como "una agresión" de la cual daría cuenta a La Haya, donde en este momento está radicado su reclamo marítimo.
Chile respondió que más allá de no tener un cuartel en dicha zona, "la única instalación militar en la zona del Río Silala se encuentra en el lado boliviano, apenas a 1,5 kilómetros en línea recta de la frontera con Chile, y Bolivia debiera responder por esa presencia militar permanente en la frontera".
Nuestro país ha asumido con responsabilidad y cautela su deber de resguardo de las fronteras, poniendo cuidado en no aparecer como un vecino belicoso o provocador. De hecho, sólo hace unos meses nuestro país intensificó su trabajo de vigilancia, especialmente en la zona fronteriza norte, pero con un propósito bien definido.
Aún está en el recuerdo el crimen de los dos carabineros en la Provincia de Parinacota, y el asesinato de otro funcionario policial al interior de la región de Antofagasta. El apoyo de funcionarios del Ejército a las labores de cautela en las fronteras, busca evitar la acción de cuatreros, cazadores furtivos, traficantes y contrabandistas, pero está lejos de una militarización, a propósito de las tensiones que además, se generan desde Bolivia, y no desde nuestro país.
Se debe entender que la labor fronteriza de personal del Ejército, incluso, va en ayuda y apoyo de ciudadanos bolivianos que se dedican a la crianza y al pastoreo al interior de regiones como la nuestra.
Chile no usó ni ha usado los casos delictivos relacionados con nuestros vecinos para asumir una posición beligerante y en ese contexto, el país espera que este tipo de hechos sean vistos con la seriedad y que no se hable de "agresiones", donde no las hay.