Fue a mitad del año pasado que por un proyecto entre la Universidad Arturo Prat, la ONG Tortumar Chile y con apoyo del Gobierno Regional se logró conseguir 9 dispositivos (GPS) para monitorear a las tortugas desde la Puntilla Chinchorro hasta donde llegaran.

La segunda de ellas que partió desde aguas local fue "Tamara", ejemplar cuyo detector dejó de funcionar hace algunos meses, cuando se desplazaba por Hawaii.

Resulta que hace algunos días, el académico de la UNAP, Walter Sielfeld, director del proyecto, reveló en una entrevista al Programa Chile Conectado (TVN) que probablemente la tortuga habría perdido el chip por "los tiburones que rodean la zona donde fue detectada la última vez" o por "copular con una misma especie, lo que le hizo perder el caparazón y con ello la antena" o directamente "por las naves pesqueras".

Para Paula Salinas, subdirectora de Tortumar, cualquiera de estas hipótesis puede ser verdadera.

En todo caso, agrega que el detector tuvo su vida útil, "con el que gracias a él pudimos monitorear a 'Tamara' por Perú, las islas Galápagos y hasta Hawaii".

Agrega que igualmente puede que Tamara esté con vida, "ya que en este caso, hay una probabilidad de que regrese hasta en 4 años".

Con tres personas lesionadas, incluyendo un niño que tuvo que ser rescatado por Bomberos y estabilizado por personal del Samu, quedó registrado un accidente de tránsito, en la intersección de calles Juan Antonio Ríos con Conrado Ríos.

El hecho se registró poco antes de las 20 horas del lunes, e involucró a tres vehículos, incluyendo un jeep, un auto deportivo y un tercero.

Por la magnitud del accidente, al lugar llegó Carabineros de la Primera Comisaría, además de compañías de Bomberos y funcionarios del Samu para estabilizar a los lesionados.

Cabe señalar que esta intersección es una de las más transitadas y eternamente se ha estado a la espera de la instalación de semáforos en el lugar.

Entre su afición por el buceo de apnea y descubrir nuevas especies, un buzo de 30 años se trasladó hasta el sur de Caleta Vítor, específicamente a un sector denominado Isla Blanca, donde estuvo desparecido y sin contacto con su familia casi un día.

El hecho ocurrió el pasado fin de semana, instantes en que Rodrigo Ulloa Díaz buceaba en esa zona, tras ser dejado en el lugar por una lancha proveniente del muelle local.

Tras lo anterior, y supuestamente por una descoordinación, ya que el dueño de la embarcación que lo dejó en el lugar no lo habría encontrado más a una determinada hora, el joven logró mantenerse en una boya cerca de 10 horas y luego realizó un trayecto a tierra firme, a un refugio en el lugar.

Luego de enterarse los familiares, estos se contactaron con la Armada y partieron en su búsqueda con ayuda de la Capitanía de Puerto, que finalmente confirmó que el joven se encontraba sano y salvo.

Con la aletas

Según la versión de los familiares, al llegar al lugar para sumergirse, entre Rodrigo y el patrón de la embarcación habían programado reencontrarse a una hora determinada, pero la marea habría desplazado al joven, por lo que tras regresar la embarcación al punto de encuentro y no encontrarlo, se devolvió al muelle local, "a pesar de que mi hijo hizo señales con las aletas".

Ya en Arica, la Armada multó al joven por poner en riesgo su integridad física, como a quien lo trasladó, por poner en riesgo la integridad física del buzo, sin dar aviso a la Gobernación Marítima.

Al mismo tiempo, los familiares agradecieron a Manuel y Dante, dirigentes del Sindicato de Buzos, quienes dispusieron de sus embarcaciones Nairaz 851 y Poderoso Dios para apoyar el rescate.

70 mil pesos aproximadamente es lo que debe pagar el joven buzo de 30 años.