Se arriesgó a emprender en el decorado y salió victoriosa
Después de doce años en su trabajo, decidió arriesgarse a ocupar su hobby como decoradora para realizar su propio negocio, dedicando su tiempo y esfuerzo en ello. Ahora desea especializarse en la realización de eventos andinos.
Tomar la decisión de desviarse de la rutina laboral, no buscar más empleo en agencias y arrojarse a la vida del emprendimiento es una decisión con riesgos, que exige valor y que solo da certeza del resultado cuando ya el camino es recorrido. Bien lo sabe Jessica Acevedo, una dueña de casa que después de dos años, su tímido sueño de dar asistencia a pequeños eventos de sus cercanos ya ha tomado la forma de una vida de trabajo.
Acostumbrada al laburo corriente, la idea de emprender no veía puerto hasta que se vio en la necesidad de saltar al riesgo, "siempre trabaje apatronada durante doce años, pero por circunstancias personales quedé sin trabajo, debido a ello tuve que buscar empleo; no era fácil después de tanto tiempo de ir a un lugar, había que reinventarse, volver a empezar, no sabía qué hacer y por cosas de la vida llegue a Prodemu a un curso de decoración y banquetería; me gustaba porque antes lo tomaba como un hobby; en la iglesia que participaba, la familia, las amistades, siempre estaba en la cocina, pero no tenía una aprendizaje, más bien lo hacía con lo que aprendía y veía en la web; llegué muy tímida, sin conocimientos y la verdad de las cosas que fue mi primer escalón para avanzar; luego de un año, fue un programa bien extenso" contó la ahora decoradora de eventos "Jessy".
El negocio fue en subida, el inicio fue directo, sin pausas, como una bendición directa de su creencia cristiana, o así lo menciona Jessica. Al encontrarse con una oportunidad de hacer valer su hobby en ligas intermedias de eventos, en pleno trámite para impuestos internos encontró a su cliente, contando que "en el primer trabajo, al tiro trabajé para la institución, no me recomendó nadie, yo llegué a Impuestos Internos a regularizar mis papeles y ahí me preguntaron si sabía hacer tal y tal cosa en decoración; fue mi primer trabajo, fue aceptable, con buena acogida y ahí empecé a creerme el cuento, a ver que esto podía funcionar".
En 2014, el evento consistió de una fiesta en Halloween y a contrarreloj; "estaba muy asustada porque no sabía cómo manejar bien los precios, era un evento de Halloween hecho en el estadio italiano, fue bonito porque hasta hoy tengo lazos muy buenos con la gente que me contrató" indicó.
Nunca es fácil
Jessica sabe que ser emprendedor no es fácil y siendo mujer incluso es un poco mas difícil -aseguró- ya que en su experiencia "siempre hay una cerrada de puerta; hasta que no ven el trabajo de uno, recién hay confianza". Para ella, el hobby -que ahora es su negocio- se convirtió en el desafío más importante de su vida; "cuando uno se capacita, está invirtiendo en uno, en poder dar un buen servicio; debes saber administrar tu negocio, eres parte de las finanzas, manejas los tiempos, la adrenalina que se vive al estar a cargo de un evento, el tras bambalinas como se le llama, cuando juega en contra el viento, que el local este en malas condiciones; uno tiene que tener un temple de acero. Siempre considero la experiencia que tuvimos, que nos tocó hacer un cóctel para una asociación indígena, un cóctel andino en Azapa, y esa vez iba el Ministro de Bienes Nacionales, pensamos que en el kilometro 34 sería una zona plana, entrando a una parcela, pero no fue así, era arriba de un cerro que tenía que subir varios caminos; mientras subía, veía el abismo debajo y venía muy aterrada, llena de cosas de coctelería, los cristales; llegué apunada y fue uno de los riesgos más altos que he tenido", mencionó.
Ahora, el negocio va con ayuda de su madre, realizando los preparativos hasta dos días antes y altas horas de la madrugada para dejar todo listo, llenando el hogar de utilería, accesorios y comida. Para la preparadora de eventos, es un trabajo arduo que sueña con volverlo más profesional y completo, enfocado más a lo andino y lo cultural de la región. "Trabajamos la papa chuño preparada, no me gusta inventar sino darle un toque diferente a la preparación de las comidas, trabajar mucho el maíz, la quinua, potenciar lo que son los jugos naturales de la zona, los platos típicos, los picantes; trabajé mucho para el Carnaval, es algo que no me quiero descolgar, también trabajo para lo convencional, pero sueño que esto se convierta en un local de eventos, donde pueda brindar un servicio de manera integrada. El hecho de que tu tengas que estar llevando tu servicio es una adrenalina muy fuerte".
Jessica debe preparar eventos de hasta 150 personas, pero su expresión sigue siendo de entusiasmo al trabajar.