Dejó la galería por la pyme de sushi
El hincha brasileño de San Marcos de Arica, que sigue al cuadro nortino desde que estaban en tercera división, dejó momentáneamente el estadio para darle otro corte.
Alos 7 años, Felipe Molina Muslinger viajó desde su ciudad natal en Brasil rumbo a Arica, y a pesar que su corazón en Sao Paulo se quedó con el Corinthians, ya en tierras nortinas se flechó con el club San Marcos para toda una vida, afirmó.
Corría el 2004 cuando Molina cambiaba la samba brasileña por el caporal andino, y a pesar que en esos años el Santo transitaba entre la desaparición y el descenso, el brasileño igual siguió al club por Chile entero.
Molina, que aún fala portugués con su reducida familia que vive en el norte chileno, confiesa que "desde que llegué a esta ciudad me enamoré de San Marcos, un día el papá de un amigo me llevó al estadio y desde aquella vez que jamás dejé de seguirlos. He viajado por hartas ciudades siguiendo al club desde que estaban en tercera".
Tras pasar por penas y alegrías hinchando por la celeste, el brasileño comenzó a ver que la plata ya no estaba alcanzando para ir a todos los partidos y viajar a otras ciudades con el plantel, además que el nacimiento de sus dos hijas también comenzó a limitar la pasión que Molina siente por el club.
Así que frente a esto no encontró nada mejor que poner su pyme de sushi que ahora ni siquiera le deja tiempo para poder ir al estadio, lo bueno dice que "nos instalamos en la calle Tucapel, al frente del estadio, así que cuando juegan escucho los goles".