Detrás de la crisis pesquera: deudas, diabetes y dormir en embarcaciones
El motorista de goletas, Carlos Alfaro, es jefe de hogar de una de las más de 300 familias afectadas por las vedas tanto oficiales como auto impuestas que los tienen sin poder trabajar con normalidad. En lo que va del año han salido sólo una vez.
Sin la ayuda de vecinos y amigos, no habría podido salir del paso de la difícil situación por la que él y el resto de sus compañeros están pasando. Carlos Alfaro hace 19 años trabaja como motorista de embarcaciones semi industriales, las cuales son utilizadas por tripulantes artesanales quienes están ante un crisis económica al llevar varios meses sin poder trabajar.
Diabetes Emocional
Durante la semana el colapso nervioso que tiene a Carlos por no poder trabajar desde noviembre, tuvo su punto cúlmine: se descompensó y debió ser internado.
"Me diagnosticaron diabetes emocional producto de los problemas económicos y sociales que se generan. Yo tengo una hija en Arequipa de 15 años y ha tenido problemas para entrar a clases porque no le he podido enviar dinero para que pague su matrícula. Todo esto me ha generado una crisis nerviosa, me encerré en un callejón sin salida y pagué las consecuencias", comentó desde la plaza Colón acompañado de sus colegas que esperaban la respuesta de la mesa de trabajo que busca encontar soluciones para su precaria situación.
Durante su descompensación, por primera vez a sus 61 años, tuvo que ser inyectado con insulina, ya que la descompensación se debe a la diabetes que le generan las preocupaciones.
Por esta nueva enfermedad, debe alimentarse de forma estricta y comer 5 veces al día, por lo que su situación económica se ha complicado bastante.
Enamorado del norte
El oriundo de Concepción llegó hasta la ciudad de Iquique haciendo el servicio militar y se quedó en la ciudad porque la encontró tranquila, bonita y buena para vivir y trabajar.
"Trabajé en la parte pública y viví muchos años en Iquique; después me inicié en la mar y como la cosa se puso mala allá, me vine a radicar en Arica donde llevo ya 13 años", comentó.
Lo que más complica a Carlos es que por su edad y oficio, es más difícil encontrar trabajo.
"Fuera de la mar, nadie te da. Yo soy motorista, pero no hay trabajo afuera, ya que la mano de obra chilena casi no se ocupa. Les dan trabajo a los extranjeros porque significan mano de obra más barata. Tú no vas a trabajar en un taller mecánico por 8 mil pesos cuando tienes que pagar la locomoción y el almuerzo".
"Andamos como gitanos"
El tema de la falta de dinero tiene a los tripulantes trasladándose de un sitio a otro, ya que no pueden pagar los arriendos que hoy hay en Arica.
"Un día me quedo en una pieza, después en el barco a dormir. Estaba arrendando un departamento y tuve que entregarlo, porque la situación no me da para pagarlo, no puedo pagar un departamento de un ambiente de 240 mil pesos porque no me alcanza. Yo viví 8 años ahí y no pierdo la esperanza de volver, pero cuando se arregle la situación, mientras, uno tiene que andar igual que los gitanos. Estaba durmiendo en los barcos y ahora me fui a una pieza, pero con el apoyo de una persona que me prestó dinero", contó y explicó que no es el único que ha tenido que irse a dormir a las goletas.
Apoyo de amistades
Frente a estas delicadas situaciones, Carlos ha apelado a la ayuda y voluntad de algunos amigos, pero la mayoría de sus cercanos se dedican al mismo rubro que él; "más de la mitad de mis amistades son del mismo sector, por lo que no puedo pedirle nada a ellos porque están pasando por lo mismo. Desde noviembre no trabajamos y este año sólo tuvimos una salida".
Carlos considera que la anchoveta no ha sido sobre explotada por los tripulantes artesanales, si no que por las empresas grandes y terminan siendo ellos los afectados; "ellos acabaron el jurel y el jurelillo, a nosotros si nos encuentran un pez pequeño nos multan y a ellos no".
No se concreta ayuda
El vocero del Sindicato de Tripulantes Artesanales de Arica, Sergio Lizama, explicó que no se ha avanzado en las conversaciones entre el gremio y las autoridades de la mesa de trabajo.
"Hoy (ayer) nos reunimos con el gobernador, el secretario de pesca zonal, seremi de Gobierno, pero fue insatisfactorio, más de lo mismo, no hay ningún tipo de ayuda que venga a palear con prontitud los problemas del rubro. La mesa sigue instalada en lo mismo", comentó y afirmó que tendrían una reunión de asamblea para determinar sus acciones a seguir.
Una acogida diferente tuvieron en el Concejo Municipal, ya que según Lizama, consiguieron una ayuda económica y algunos concejales se comprometieron con cosas puntuales como víveres para su olla común y baños químicos.
Tanto Carlos como Sergio, aseguran que en 2015 trabajaron menos de la mitad del año, lo cual los perjudicó de sobremanera en términos económicos llevándolos a endeudarse y tener servicios cortados por no pagar, tales como la luz y el agua. Todos esperan que este 2016 no sea igual.