Paladines de la nostalgia tienen su propio rincón literario en Arica
Ubicadas en el primer pasillo del Asocapec, estas librerías traen de vuelta memorias de historias pasadas en papel.
Algunos se identifican con el sonido propio del tocadiscos y lo excitante que resulta reproducir un vinilo ochentero en perfecto estado en el equipo.
Otros, en cambio, aprecian los videojuegos de antaño, que invadían sus tardes después del colegio en las máquinas de Arcade, cuando las fichas, por allá por los noventas, costaban diez pesos.
Lo cierto es que cada cofradía de nostálgicos aún rinde tributo a los años mozos de sus hobbies predilectos, permitiendo con esto un acercamiento hereditario a las nuevas generaciones.
Recuerdos en papel
Cual Orden de Caballeros Templarios, que resguardaban valerosos cada uno de sus más preciados tesoros adquiridos en batalla, una hermandad de fieles lectores protegen con tesón el rincón literario emplazado en el primer pasillo del Asocapec.
Números emblemáticos de la historieta para niños Barrabases; las primeras ediciones de revistas como Zig-Zag, Mampato e Icarito; novelas de amor y aventuras del lejano oeste de los 40's, son algunas de las publicaciones apetecidas por la fanaticada acérrima a las librerías Papelucho y Romina.
"vieja escuela"
Nancy Banda lleva 25 años a cargo de la tienda literaria Romina y, según dice, "una de las razones principales del porqué se siguen vendiendo novelas de vaqueros del escritor español Marcial Lafuente Estefanía, y que son de 1940, es porque los abuelos cumplieron con traspasar los relatos de aquellos héroes idealistas a sus nietos, quienes hoy buscan terminar las colecciones que sus 'tatas' no pudieron conseguir terminar".
Más que un simple lugar para libros, "Papelucho es un encuentro con las emociones de los lectores de la vieja escuela".
Así describe su recinto don Víctor Carmona, propietario de una incontable recopilación de textos que recorren lo mejor de los autores en dos locales adjuntos que mantiene junto a su nuera y su hijo, también del mismo nombre.
"La pérdida de un ser querido está muy ligada a los libros antiguos. Esto porque, una vez fallecida la persona dueña de las colecciones, sus familiares se acercan para ofrecernos estas joyas, las que podrán ser disfrutadas por las generaciones venideras
Es un tanto ingrato, porque siento que esos compilados de obras fueron, de alguna manera, cuidados hasta los últimos días de vida del coleccionista, sin embargo si no nos los vendieran, sería imposible contar con libros tan antiguos", expresó finalmente Carmona.