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Con máquina de coser de juguete Fabiola diseña sus sueños de niña

Desde pequeña que soñaba con una máquina de coser, ahora con ella en sus manos, le sirve para hacer dinero con las variadas prendas que confeciona en su casa.
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Fabiola Rivera, de 22 años, se considera malabarista, artesana, diseñadora y, por sobre todo, una creadora. Ya que lo que ve lo quiere recrear, eso sí, usando siempre materiales que resalten o llamen la atención o, en última instancia, reciclables.

Y fue precisamente en esa lógica de sobresalir que llegó hasta el único grupo de mujeres de afromandingue en Arica, a las cuales les comenzó a diseñar sus trajes para sus diversas puestas en escenas.

Lo particular es que Rivera no hace atuendos con la tradicional máquina de coser semi industrial con la que trabaja cualquier costurera en nuestro país, sino que con una réplica de juguete de estas mismas.

Sí, tal como leyó, y es que como afirma Rivera, para echar a volar la creatividad no se necesitan grandes herramientas "todo está en la motivación y las ganas, es por eso que una vez andaba por las clásicas ferias ariqueñas donde encontré un coleccionista de juguetes, en ese instante vi la máquina y me enamoré, porque de niña que me gustaba la costura".

Entonces no la pensó dos veces ante el casero y desembolsó los únicos 20 mil pesos que llevaba en ese instante para quedarse de una vez por todas "con un juguete que me gustaba desde niña. Eso sí no es cualquier juguete, ya que con esta máquina yo me ganó mi dinero con las diferentes prendas que confecciono, yo en ningún momento la compré para jugar", explicó esta "jugada" diseñadora.

Agregó que "yo empecé a coser desde chica, aprendí puro mirando, porque mi mamá cosía, pero nunca me enseñó. Y cuando encontré esta máquina me las arreglé para hacer mis diseños. Básicamente la máquina de juguete hace solo punto recto, pero yo igual hago más cosas de las que me permite el juguete".

Rivera comentó que "así partí haciendo ropa con una maquinita de juguete, pero es súper bacán la máquina porque cose telas; gruesas, delgadas y elasticadas".

Luego de obtener las primeras prendas, Rivera reconoce que Arica la motivó para sus futuras creaciones "ya que acá hay tantos carnavales y bailes que es imposible no inspirarse. Veo a las niñas bailando afro, caporales y morenadas y me dan ganas de llegar hasta ese nivel de costura".

Agregó que "tras ver los bailes típicos en esta ciudad yo trato de buscar telas que sean africanas para poder diseñar a mis clientas. Por ejemplo, y para poder dejar contento al público femenino de la Afromandingue yo tengo que ir a buscar telas al Agro, porque hasta allá llegan telas de calidad que son cien por ciento algodón y con colores y estilos"

Rivera dijo que "igual me gustaría tener una máquina de verdad, porque así no tendría que estar haciendo doble terminaciones, ya que con una máquina normal no es necesario ir viendo los detalles, estos quedan bien con una sola pasada. Si bien me demoro más con esta máquina, al final me las arreglo igual y me compran las piezas exclusivas".