Las raras anécdotas del último buzón existente en Arica
El suplementero con más tiempo en la ciudad aún lo cuida. "Una vez me salvó hasta la vida", dice.
Fue hace 32 años, coincidentemente con el nacimiento del Edificio Ticnámar, frente al Casino, que Manuel López Coarita recuerda que Correos de Chile instaló el buzón que aún se conserva a la entrada del conjunto habitacional Pukará, por allá por la Población Ex Estadio, y que vendría siendo el último en su especie.
De fierro fundido, el dispositivo todavía está a cargo de Manuel, considerado el suplementero más antiguo de Arica, con 42 años ejerciendo este oficio y también dueño del kiosco de la entrada del recinto, por calle Lastarria.
El hombre cuenta que eran más de 30 personas al día que llegaban a arrojar sus cartas al en ese entonces, naciente buzón.
"Mucha gente. De hecho era uno de los que más se llenaba y rápido", rememora.
"Como será, que el cartero, para no pegarse el pique por estos lados, me dejó la llave y desde ese entonces yo lo cuido".
- Pero ahora sirve de pura reliquia.
- Claaaaaro. Igual lo cuido y vez que puedo lo limpio. Por último para agradecerle que alguna vez me salvó la vida por lo menos.
- ¿Cómo es eso?
- Hace como siete u ocho años, un conductor que venía bien, pero bien pasado de copas, perdió el control del vehículo, se subió a la vereda y cuando venía hacia el kiosco, quedó estampado en el buzón. O sea, me salvó la vida.
- ¿Cuándo fue la última vez que se abrió el buzón?
- Uhhh, hace unos 10 años. Ahora lo han llenado de basura, papeles, envoltorios, de todo. Hasta se apoyan los curados de repente para afirmarse.
- ¿Pretende abrirlo algún día?
- Sí. De hecho hasta pretendo pintarlo bien pintado para que luzca mejor, porque como usted dice, esto ya se convirtió en una reliquia.
- ¿Y lo podríamos abrir ahora para ver qué hay adentro?
- Oh. Va a ser medio complicado, porque se me perdieron las llaves. Pero eso no lo ponga en la nota.
- No, cómo se le ocurre.