La dirigente que lucha por el casco histórico y por su salud
Rogelia Del Pilar Villarroel Molina lleva doce años a cargo de su vecindario y pese a que le diagnosticaron un agresivo cáncer, no ha dejado de lado su pasión por el cuidado de los sectores patrimoniales de Arica.
En el patio de la casa de su hija, la dirigente descansa de sus ajetreados días mientras disfruta con sus nietos del sol, los tratamientos contra su cáncer la han fatigado, aún así ella se dispone a seguir en su trabajo como presidenta de dos organizaciones vecinales, la energía que la caracteriza para proponer proyectos ante las autoridades locales no la han abandonado.
Desde que los propios vecinos la eligieron en el año 2003, Rogelia ha estado dedicando su vida a la lucha para mantener el patrimonio del casco antiguo de la ciudad, logrando una serie de proyectos que van desde la pavimentación de la calle Yungay hasta la construcción de una futura sede vecinal. Hoy, a sus 57 años, Rogelia sufre de un avanzado cáncer de mama, sin embargo, continúa siendo la presidenta de la Junta Vecinal 7 de junio y de la Agrupación del Casco Antiguo, con toda la energía que puede permitirse, sin abandonar el objetivo de ver a su comunidad feliz.
La actual dirigente nació y creció en la misma casa de la calle San Marcos. Jugando con sus vecinos, desarrolló el interés de ayudar y luchar por mejores condiciones de vida, pedir por las necesidades que salían de sus conversaciones y resguardar el patrimonio del casco antiguo. "Partiendo por escuchar a mis vecinos, lo que querían, nos dimos cuenta que aquí había muchas historias en común, sobre todo en lo patrimonial, por lo que empezamos a trabajar en resguardar el casco histórico, para ir modificando y arreglando. Para ellos les hace más sentido la Guerra del Pacífico que las momias chinchorro".
Las razones de Rogelia para conservar el casco antiguo datan de su misma familia, la cual desciende de un veterano de la guerra y desde ahí que crecieron en la zona, afirmando que "este es un lugar atípico, diferente de todas las poblaciones. Tenemos una historia debajo de la tierra, que está relacionada con nuestra identidad, desde que éramos niños jugábamos con las calaveras, los cacharritos, hemos vivido esa historia y ese sentimiento ".
Con determinación, Villarroel poco a poco fue recibiendo el apoyo del municipio y de organizaciones que pudieran concretar los proyectos, pero asegura que no fue fácil. "Cuando comencé como líder, no sabía leer ni escribir, una sabía que había que hacer algo, pero no sabías cómo, solo jugaban con uno, pero recibí ayuda de dos dirigentes que me enseñaron, Érica Fredes y Jacqueline Marambio".
lo que viene
Pese a su condición de salud, no planea detenerse, "tenemos planeado proponer un mausoleo del dirigente, porque después de llevar años de lucha, nadie le da algo, entonces a veces no tiene dónde morir, así que pediremos un espacio donde enterrarlos, un espacio para ellos".
Además, habló sobre la situación actual en la ciudad, señalando que el tema del carnaval andino molesta a su sector. "Ahora el Carnaval del Sol es un problema, está colapsado el centro, la fiesta ha crecido y es imposible desarrollarlo en un lugar tan pequeño, los vecinos ya no duermen tres o cuatro días, tienen que irse durante el carnaval y el alcalde se comprometió a buscar otro lado, incluso hicimos una mesa de trabajo".
En sus años de experiencia a cargo del complejo sector histórico, Villarroel encuentra que el avance de los pobladores para conseguir concretar proyectos avanza a paso de tortuga, indicando que "Arica va lento, aunque hay mucho interés, las autoridades muchas veces no escuchan y depende de los mismos vecinos comprometerse con su causa, preguntarse qué puedo hacer, más que reclamar. Nosotros esperamos hacer una cancha para los niños, también la realización de un museo comunitario que guarde el patrimonio del casco antiguo, solo que faltan profesionales para que se puedan hacer los proyectos".
estado de salud
A pesar de padecer cáncer, se siente muy bien acompañada. Se mudó a la casa de su hija y descansa con ayuda de medicamentos y constante cuidado de su familia. "Mi cáncer está avanzando, no sé hasta cuándo. En mayo me diagnosticaron el cáncer de mama, del que me había recuperado hace un tiempo, pero ahora volvió y se extendió a los huesos,pero vivir es un milagro, me realicé cuatro quimioterapias y necesito cuidado, pero con mis dos hijas y mis cuatro nietos estoy feliz, no me interesa lo que venga mañana, pero vivir hoy es lo que importa y doy gracias por eso cada día."